Járkov alberga muestras de la munición usada por el Kremlin contra los ucranianos que puede servir como prueba en procesos contra Moscú.
PUBLICIDADLa ciudad de Járkov, en el noreste de Ucrania, fue una de las más castigadas durante la ofensiva de Moscú sobre la región el año pasado, antes de que las fuerzas ucranianas se impusieran. Situada a unos cuarenta kilómetros de la frontera rusa, sigue bajo el fuego regular de los invasores.
En las afueras de la ciudad, en un lugar que se mantiene en secreto, el portavoz del fiscal, Dmytro Chubenko, muestra lo que se ha dado en llamar el cementerio de misiles de Járkov. "Esto es un fragmento de una bomba de racimo. Tiene estos cortes dentro. Cuando explota ese tipo de proyectil, los fragmentos vuelan, impactan en la gente y causan una gran pérdida de sangre y, a menudo, la muerte."
Más de mil misiles han llegado aquí desde el comienzo de la guerra. Clasificados por tamaño y forma, se analizan para proporcionar a los tribunales internacionales pruebas de los presuntos crímenes de guerra cometidos por las fuerzas rusas contra la población civil.
"Los fiscales e investigadores describen esta munición, con el fin de conectar el tipo específico de bombardeo y el momento del bombardeo, para que podamos detallar y determinar las casas destruidas, y las personas muertas", explica Chubenko.
La munición ha provocado severas matanzas, según el portavoz del fiscal "más de 1500 civiles murieron durante el bombardeo de Járkov y la región y 2700 resultaron heridos [...]Ahora tenemos más de seis mil procedimientos penales relacionados con violaciones de las leyes de la guerra. Es decir, el artículo 438 del Código Penal de Ucrania, que está relacionado con los bombardeos".