Ya son marido y mujer, príncipe y princesa. Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock han puesto fin a dos días de celebración. Toda una gran fiesta a la que han acudido más de 800 invitados, entre ellos jefes de estado, monarcas, príncipes, conocidas personalidades del mundo de la moda, el deporte y los negocios.
Durante la cena, el Príncipe Alberto dirigió unas palabras a su ya esposa: “Charlene, gracias por adaptarte a mi apretada agenda, con mis ausencias a veces, con mis contradicciones, mis manías. Eres una mujer maravillosa, y a veces paciente conmigo.”
Y a pesar de los rumores de huida de la novia anteriores al evento aparecidos en la prensa, todo transcurrió sin incidentes. Con esta boda se ha intentado dar una nueva imagen del Principado.