Uzbekistán se estrena con su propio pabellón en la Bienal de Arte de Venecia

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Por Marta Brambilla & Euronews
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Uzbekistán participa, por primera vez, con su propio pabellón, en la que es la 59ª edición de la Bienal de Arte de Venecia. Un pabellón que dista de ser una especie de centro de exposición, al estilo clásico, compuesto por obras de arte.

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Durante la Bienal de Venecia, se siente y se respira arte por todos lados. Esta vibrante edición es muy esperada: ha vuelto el deseo de compartir ideas y espacios. Y, sobre todo, el deseo de contemplar la belleza, que aquí, se encuentra en cada rincón.

Uzbekistán participa, por primera vez, con su propio pabellón, en la que es la 59ª edición de la Bienal de Arte de Venecia. Un pabellón que dista de ser una especie de centro de exposición, al estilo clásico, compuesto por obras de arte. Es más bien una especie de ‘plataforma’ que la gente puede utilizar para conversar, intercambiar conocimientos y aprender unos de otros.

"Es un gran placer ver que el Pabellón Nacional de Uzbekistán facilita el intercambio creativo entre artistas y músicos, tanto de Uzbekistán como del extranjero. La Bienal es una oportunidad única para que todos nos reunamos y cooperemos. Los dirigentes de la República de Uzbekistán se alegran de promover este espíritu de colaboración", declara Saida Mirziyoyeva, vicepresidenta del Consejo de la Fundación para el Desarrollo del Arte y la Cultura de la República de Uzbekistán.

El objetivo de Gayane Umerova es dar a la gente, sobre todo a los más jóvenes, la posibilidad de aprender.

"El programa educativo es básicamente la esencia de nuestro pabellón porque llenamos este espacio y este ambiente con educación. Invitaremos a comisarios, artistas e historiadores para que colaboren con los artistas uzbekos y creen este tipo de atmósfera vibrante de compromiso, de apoyo mutuo. Y, para que hagan del lugar un espacio de conocimiento donde, básicamente, todos puedan aprender del resto. Es como un lugar de meditación en el que todo el mundo puede sentirse cómodo para exponer sus conocimientos, para aprender y, también, compartir las lecciones adquiridas y el saber propio", afirma Gayane Umerova, directora ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo del Arte y la Cultura de la República de Uzbekistán.

La lavanda marina, con su agradable aroma, da un impulso a la imaginación. "El jardín del conocimiento" sigue la antigua tradición islámica del jardín como lugar de encuentro e intercambio. Esta herencia cultural y científica ha desempeñado un papel importante en la concepción del pabellón por parte de Josef Grima.

"El Pabellón de Uzbekistán es, específicamente, una reflexión sobre el trabajo de un polímata y científico matemático muy importante del siglo IX llamado Al Juarismi. Dejó un legado increíblemente sólido, incluso para el campo de la informática. Además, la palabra algoritmo es una referencia a Uzbekistán en el sentido de que viene de algoritmi, del nombre latino de Al Juarismi, que era de la región de Jorasmia, en Uzbekistán. Y esta idea de que, de hecho, las cosas que damos por sentadas tienen muchos más niveles de significado y muchas conexiones con otras culturas, y otros lugares, es algo que encontramos profundamente fascinante", señala Josef Grima, comisario de Estudio Space Caviar.

Es también, a través de los algoritmos, como Charli Tapp, artista visual y compositor, y Abror Zufarov, destacado músico clásico uzbeko, dejan que sus instrumentos se comuniquen. El piano y el tambur dialogan, originando un infinito concierto algorítmico que se verá enriquecido por el trabajo de otros músicos que serán invitados a tocar con ellos durante los próximos meses, en la Bienal de Venecia.

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