Pasión y vocación para cumplir el sueño de formar parte de la prestigiosa Filarmónica de Viena

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Por Katharina Rabillon
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¿Qué hace falta para tocar en una de las mejores orquestas del mundo? Los instrumentistas de la legendaria Filarmónica de Viena han dedicado su vida a la música. Representan más de 300 óperas y 100 conciertos sinfónicos, al año, compartiendo su arte y su pasión, con el público de todo el mundo.

Muchos músicos ven hechos realidad sus sueños de infancia al llegar a formar parte de la Orquesta Filarmónica de Viena. Los instrumentistas comparten el sonido único de la institución con el mundo, en una serie de giras y conciertos, que son muy esperados por los espectadores. Música descubre el día a día y el ajetreo de algunos de los componentes de una orquesta sin parangón.

"Es un momento, realmente, especial. Estás entre bastidores, y entonces, se abre la puerta, sales al escenario, e inmediatamente, se produce la conexión con el público", declara Daniel Froschauer, primer violín y presidente de la Filarmónica de Viena.

"En las giras siempre sientes curiosidad por el ambiente del auditorio. La acústica es diferente, cada vez", afirma Anneleen Lenaerts, arpista principal de la Filarmónica de Viena.

"Ese momento en el que sales ahí es como, para un deportista, entrar en el estadio. Es muy especial", señala Karin Bonelli, flautista de la Orquesta Filarmónica de Viena.

¿Qué hace falta para tocar en una de las mejores orquestas del mundo? Los instrumentistas de la legendaria Filarmónica de Viena han dedicado su vida a la música. Representan más de 300 óperas y 100 conciertos sinfónicos, al año, compartiendo su arte y su pasión, con el público de todo el mundo.

"Creo que debe ser vocacional, porque dedicamos mucho tiempo a nuestra profesión", declara Karin Bonelli.

"Ningún día es igual que otro, pero eso lo hace extremadamente emocionante. Porque, entonces, nunca es algo rutinario", afirma Anneleen Lenaerts.

"Nos conocemos bastante bien, porque trabajamos mucho, todos juntos, en Viena. Luego, cuando viajamos, somos casi como una gran familia", añade.

"Exactamente, porque estamos juntos casi todo el tiempo, desde el desayuno hasta la cena", señala Bonelli.

"Siempre es agradable salir de gira y compartir nuestro sonido con el resto del mundo", declara Lenaerts.

"Por supuesto, el arpa tiene que viajar como equipaje. Solamente la veo una hora antes de que empiece el concierto, mientras que, otros de mis compañeros, pueden ensayar en la habitación del hotel, prepararse... Nosotros nunca podemos hacer eso. Y eso complica las cosas, a veces, en las giras. Esto es como el deporte, hay que entrenar todos los días", añade la arpista principal de la orquesta vienesa.

"Empecé a tocar el arpa por casualidad. Empecé con el piano, y luego, quise tocar en la orquesta local. Mi primera opción fue el clarinete o el oboe, para poder ir a los ensayos con un estuche pequeño. Pero, el director, realmente, quería un arpa, y pensó que yo debía tocarla", indica la música belga.

"Mis padres, mi familia... casi todos son flautistas. Es una especie de ‘maldición familiar’. Mi tío era flautista, mi hermano es flautista. Así que, me viene de familia. Siempre he estado rodeada por este instrumento", declara Karin Bonelli.

"La vida cotidiana es un término que me resulta muy difícil de utilizar porque nuestras vidas son muy diversas. Tocamos en la ópera, damos conciertos filarmónicos, salimos de gira, y luego, estamos en el Festival de Salzburgo. Hay días en los que tenemos ensayos por la mañana, ensayos por la tarde, una ópera por la noche... y, entretanto, muchos de nosotros damos clases. Eso es lo que lo hace tan bonito y tan variado", afirma la flautista austríaca.

Recién llegada de la gira, Karin muestra cómo hay que prepararse para una audición.

"Tiene que haber una gran diferencia de color. Inténtalo de nuevo, desde el principio", anima a una de sus alumnas.

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Karin Bonelli prepara a la flautista y estudiante de música Anna Karanitsch para una audición.Música - Euronews

"Enseño a preparar las audiciones, porque es un asunto que me toca de cerca. Me gusta mucho hacerlo. Es importante, porque la audición es la puerta de entrada a nuestra profesión, a una vida en la orquesta", indica Karin Bonelli.

"¡Vamos, toca! ¡Pon toda tu alma!", sugiere a la alumna que se prepara para una audición.

"Realmente... mucho vibrato. Abre toda la zona de la garganta, la laringe", la corrige Karin Bonelli.

"Creo que con el entrenamiento para las audiciones se aprende, realmente, a hacer frente a la situación, a adaptarse mentalmente a ella. Eso es lo que Karin siempre me enseña, que hay que profundizar mucho. Así, se saca el máximo partido a la forma de tocar", declara Anna Karanitsch, flautista que asiste a las clases preparatorias de Bonelli.

"Puedes imaginarte que es como un atleta de alto nivel en los ‘tacos de salida’, y que, ahora, solamente tiene unos minutos para rendir al máximo. Hay que afrontar la situación mentalmente, y también, físicamente. Cada uno sigue su propio camino. Como profesor, solamente puedes ser como una especie de guía de montaña. Los alumnos tienen que ir y escalar ellos mismos", señala Karin Bonelli.

Tras años de duro trabajo y dedicación, Karin se convirtió en la primera mujer instrumentista de viento de la orquesta.

"Es un sueño de infancia hecho realidad. Desde los cuatro años, me sentaba frente al televisor el 1 de enero y decía: ‘Algún día voy a estar ahí, mamá’. Y ella siempre decía: ¡Sí, sí! ¡Ya veremos! Luego, a los 23 años, ese sueño se hizo realidad. Fue increíble", relata la flautista de la Filarmónica de Viena.

El legado musical de la Filarmónica de Viena se transmite de generación en generación. Su rico patrimonio está documentado en los archivos históricos de la orquesta.

"He aquí una pieza, especialmente valiosa, de Ludwig van Beethoven. Es un extracto, para piano, de su ópera Fidelio. Se trata de una edición muy rara. Creo que solamente hay cinco copias en el mundo", declara Sylvia Kargl, encargada del Archivo Histórico de la Orquesta Filarmónica de Viena.

Kargl custodia este tesoro que incluye miles de objetos, cartas y fotos que son únicas. Uno de sus documentos más valiosos arroja luz sobre los orígenes de la orquesta.

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Sylvia Kargl, encargada del Archivo Histórico de la Filarmónica de Viena, sostiene el decreto de fundación de la orquesta vienesa, escrito en 1842 por Otto Nicolai.Música - Euronews

"No parece muy espectacular. Es, más bien, una nota. Pero, en realidad, es el decreto de fundación de la Filarmónica de Viena, escrito en 1842 por Otto Nicolai", explica la encargada del Archivo Histórico de la Orquesta Filarmónica de Viena.

"Contiene los principios más importantes que, todavía hoy, defiende la Filarmónica de Viena", añade.

"Los músicos elegían, ellos mismos, a los directores de orquesta, según un proceso democrático, lo que en aquella época era algo bastante novedoso. Los músicos organizaban sus ensayos y conciertos, y se repartían los ingresos entre ellos", concluye.

La orquesta sigue siendo autónoma y gestiona su propia venta de entradas, sus programas y sus giras.

"Creo que la autogestión es la virtud más importante que tenemos, porque si cada uno puede decidir con quién toca, cuándo y dónde... eso es algo muy hermoso. Por supuesto, con 148 miembros... ¡Surgen 300 opiniones! Es un desafío que me gusta mucho", declara Daniel Froschauer, primer violín y presidente de la Filarmónica de Viena.

"Considero que también es bueno que cada músico se sienta responsable de la calidad de la orquesta, de lo que representamos", afirma Annaleen Lenaerts.

"Por supuesto, esto también refuerza el sentido de comunidad, de responsabilidad y de identidad", señala Karin Bonelli.

Los músicos de la Filarmónica de Viena están también en la orquesta de la Ópera Estatal de Viena. Dividen su tiempo entre el foso y el escenario del concierto.

"Trabajar en la ópera se ha convertido en algo indispensable para mí. Tenemos la misma técnica de respiración que los cantantes, y podemos aprender mucho. Lo disfruto enormemente", relata Bonelli.

El mundialmente reconocido tenor, Juan Diego Flórez, valora la excelencia de la orquesta.

"En la Ópera Estatal de Viena tienen que interpretar muchas obras diferentes, por lo que necesitan escuchar. Necesitan tener esa sensibilidad para seguir a un cantante, para estar con él, para respirar con él... y, los músicos, saben hacerlo", declara Juan Diego Flórez.

"Un cantante necesita sentir que la orquesta está ahí, contigo. El sonido que te apoya, llega a ti, y sientes también las emociones de la orquesta. Eso es maravilloso", añade.

"Experimentar todo eso en una especie de comunidad, realmente, es genial. Ahora, esto, con tantos compañeros jóvenes, que están... tan maravillosamente comprometidos... para mí, eso es lo más bonito", indica Daniel Froschauer, primer violín y presidente de la Filarmónica de Viena.

"Formar parte de la Filarmónica de Viena significa que estoy viviendo, absolutamente, el sueño de mi vida, y que puedo abarcar, con mi instrumento, todos los aspectos de ser música".

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