Combatientes europeos en Siria, ¿una amenaza?

Combatientes europeos en Siria, ¿una amenaza?
Por Euronews
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Samira no ha dejado de pensar ni un minuto en su hija, Nora, se fue a hace cinco meses a Siria sin que ella lo supiera.

Samira es belga, madre de cuatro hijos, divorciada y no tenía ni idea de las intenciones de su hija.

Samira: “Es una chica normal, estudiaba el Corán, rezaba, como una chica de su entorno con muchas amigas. No me imaginaba nada, como cualquier padre cuando su hijo lleva una vida normal. “ Su hija fue afianzando sus convicciones religiosas sin que su madre se alertara. Cuando cumplió los 18 años decidió dejar de estudiar.

Samira: “Acababa de cumplir 18 años, le dije que debía seguir estudiando pero ella se opuso, me dijo que no se sentía bien, que quería dejar los estudios. Me comentó que iba a inscribirse en la agencia estatal de empleo y que iba a hacer algo que le permitiera llevar el velo. Le dije que estaba de acuerdo si traía dinero a casa. Así fue como dejó el instituto y comenzó a refugiarse en la religión. Meses después se fue de casa.”

Nora se fue a Siria y allí se casó con un joven belga de su barrio, su marido murió poco después en los combates. Nora aún no ha vuelto a casa.

Nora es una de los 300 jóvenes belgas de confesión musulmana que las autoridades estiman han dejado el país para combatir en Siria. Otros 2.000 jóvenes de otras nacionalidades, de Suecia a Francia, pasando por Dinamarca o el Reino Unido se han unido a la rebelión siria.

Los gobiernos europeos creen que el retorno de estos combatientes supone una amenaza para la seguridad ya que esa experiencia sólo puede radicalizarles aún más.

Dimitri Bontinck se armó de valor y fue él mismo a Siria en busca de su hijo mayor, Jejoen, sin suerte, volvió solo. Ahora ha escrito un libro sobre él, titulado “el guerrero sirio contra su destino”

Jejoen estudió en una escuela jesuita y nada en su entorno hacía presagiar su futura conversión al Islam. A los quince años se enamoró de una joven musulmana y decidió convertirse. Aún era menor cuando decidió ir a Siria.

Bontinck no cree que su hijo represente una amenaza para la seguridad y culpa al gobierno belga por no haber prohibido a los grupos radicales.

Dimitri Bontinck:
“He estado en Siria y eso no he hecho de mi un radical, ni me ha traumatizado. ¿Y qué me dice de todos esos periodistas de guerra que vuelven de Siria? ¿Está traumatizados? No. ¿Quién dice que todos esos jóvenes son radicales? ¿Podrían estar trabajando como voluntarios en una clínica? La culpa la tiene el gobierno porque no ha sabido legislar para evitar o prohibir la existencia de organizaciones radicales que son muy activas en nuestro país. Esa es la verdad, ningún político sabe por qué esos jóvenes se han ido a Siria, esa es la cuestión, ¿por qué? ¿por qué se van allí?”

El tema ha sido motivo de una investigación a nivel nacional ya que Bélgica es el país europeo que más combatientes ha visto partir a Siria. El número de jóvenes belgas muertos en los combates ha alertado a las autoridades.

Para la ministra del Interior, Joelle Milquet, el gobierno ha puesto en marcha diferentes dispositivos para atacarse a este problema:

Joëlle Milquet, Ministra del Interior:
“¿Que no hacemos lo suficiente? Creo que hacemos lo máximo. Y a nivel europeo nuestro país es una referencia si se tiene en cuenta todos los dispositivos que hemos puesto en marcha. Hemos establecido una estrategia para la prevención del radicalismo, hemos reforzado los servicios, hemos puesto más medios para luchar contra ello de manera continua. Lo que no podemos hacer es impedir a los jóvenes que se marchen de casa o poner un policía en cada puerta.”

Cada sábado, Jean-Louis Denis distribuye comida para los pobres en la estación Bruxelles- Nord. Es uno de los rostros visibles de Sharia4Belgium, una organización salafista que milita por la introducción de la charia en el código civil belga. La red fue disuelta el año pasado por la fiscalía de Amberes tras ser acusada de enviar jóvenes belgas a Siria.

Este converso no disimula su discurso anti-occidental y defiende a los jóvenes que desean buscar “su justicia” uniéndose a la rebelión.

Jean-Louis Denis, ex miembro de Sharia4Belgium

“Esos jóvenes ayudan a los pobres, como yo, tienen sed de justicia, quieren cambiar el sistema capitalista corrupto, esta democracia injusta y perversa. Buscan su ideal. ¿Y qué me dice de esos padres y madres que se quejan de que sus hijos hayan sido captados, adoctrinados, que les hayan lavado el cerebro? Ellos deberían hacerse otra pregunta: ¿qué es lo que ellos han hecho por sus hijos?

Porque a ellos les hubiera gustado hacer de sus hijos “musulmanes demócratas”, “musulmanes laicos”. Si le preguntas a una de esas madres si le gustaría que su hijo entrara en el Ejército belga para ganar 2.000 euros, seguro que responderá que, por supuesto, que le gustaría que su hijo entrara en el Ejército. Aunque eso suponga estar dispuesto a morir por la patria, por 2.000euros miserables. Así que esos padres están dispuestos a sacrificar a sus hijos por la patria pero cuando se trata de Alá y de restaurar la sharia, entonces, dicen que han sido reclutados.”

Chantal no desea ser identificada, ni siquiera es su verdadero nombre, y no por vergüenza sino por miedo a perder el poco contacto que aún conserva con su hijo si la reconoce en televisión.
El año pasado se fue a Siria.

En un principio creía que su hijo se había unido a una ONG pero, el pasado mes de abril, le reconoció en un vídeo difundido por las agencias internacionales. En él, su hijo formaba parte de un grupo de rebeldes que anunciaba sus planes para implantar la sharia en Siria.

Ahora se siente culpable por no haber sabido retenerle.

“Chantal”:
“Mi hijo no era un chico malo, al contrario, ayudaba a los más necesitados, tenía un buen corazón y me lo demostraba cuando iba a distribuir comida entre los jóvenes de la calle, iba con otros chicos. Yo estaba contenta porque le veía hacer obras caritativas, pero resultó ser la cara amable de una radicalización oculta y de su posterior viaje a Siria.”

Angustiados por la suerte de sus hijos, los padres se preguntan, también, qué será de ellos cuando vuelvan a Bélgica.

La alcaldía de Amberes ha decidido retirar las ayudas sociales a todas aquellas personas que se han unido a los grupos rebeldes en Siria.:

Bart De Wever, alcalde de Amberes:

“Hemos identificado a 33 personas, pensamos retirarles la ciudadanía y privarles de sus derechos sociales cuando vuelvan y, una vez en territorio belga, no tendrán a dónde ir. Habrá que arrestarles e interrogarles sobre lo que han hecho en Siria porque las autoridades están bien informadas y saben muy bien lo que esa gente ha estado haciendo en Siria.”

No es tan sencillo, para los padres quedan muchas incógnitas que las autoridades no quieren o no saben responder. Dimitri Bontinck ha planeado un segundo viaje a Siria y cree que su hijo estará de vuelta pronto.

Dimitri Bontinck:
“En esta situación, no sólo en lo que a mi concierne sino la de todos los padres cuyos hijos se han marchado a Siria, nos planteamos lo mismo: ¿he fracasado como padre? ¿Qué hemos hecho mal? Hay demasiadas preguntas sin respuesta y nadie nos las dará.

Samira ha resumido sus esperanzas en esta carta dirigida a su hija:

“Nos duele tu ausencia, hija mía, mi Nora. Vuelva a casa, a tu casa, que Dios te proteja y te ayude, te estamos esperando, nuestra vida se paró un 20 de mayo de 2013. Tu madre que te quiere”

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