Suecia, ¿una gélida bienvenida a los refugiados?

Suecia, ¿una gélida bienvenida a los refugiados?
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Por Hans von der Brelie con ESCARLATA SANCHEZ
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Million, Snegh y Feven son felices: se sienten a salvo de nuevo. Sus padres son de Eritrea. La familia ha encontrado refugio en Suecia. Además hay

Million, Snegh y Feven son felices: se sienten a salvo de nuevo. Sus padres son de Eritrea. La familia ha encontrado refugio en Suecia. Además hay otro motivo para estar contentos: la temperatura ha subido desde ayer de -40º a -20º.

Estamos por encima del círculo ártico, en Riksgränsen, una pequeña aldea sueca, al norte del país. La ciudad más cercana está a dos horas en coche por carreteras congeladas. No importa, a las chicas les encanta el invierno en Europa:

Snegh y Feven Yohannes son hermanas, refugiadas de Eritrea:

“Es la primera vez que vemos la nieve. Es increíble. Hace muchísimo frío, no estamos acostumbras.”

“Me gusta el frío, me gusta el frío y quiero jugar.”

Huyendo de la presión religiosa en Arabia Saudí

Feven significa: Cielo. Esta joven nació en Arabia Saudí, donde sus padres se establecieron huyendo de la guerra entre Eritrea y Etiopía.

Esta es una familia numerosa con seis hijos. Son cristianos. El padre trabajó durante 15 años como taxista en Arabia Saudí. Feven y su hermana Sneh aprendieron la confesión cristiana en secreto en casa, en la lengua de sus padres, el tigriña. Pero en la escuela, tuvieron que aprender y recitar de memoria el Corán, en idioma árabe. Las chicas experimentaron la presión de tenerse que convertir al Islam.

“Me decían en el colegio: vas a ser musulmana, nos cuenta Feven Los cristianos van al infierno, los musulmanes van con Dios”

Su madre, Adhanet Tekle, explica la presión que sentían en la calle:

“Somos cristianas. Pero cuando salíamos fuera de casa sin el fular, la policía nos acosaba, diciéndonos que íbamos a ir a la cárcel.”

“Mi experiencia en Arabia Saudí… Creo que es difícil vivir allí debido a la religión, asegura Snegh. No te tratan bien cuando vas por la calle. Te insultan, te maldicen. No nos admitieron en la escuela durante dos años o más. No nos dejaban asistir a clases.”

Sarah tiene solo un año. Es el ojito de la familia. Después de un viaje agotador desde Arabia Saudí a Turquía, Grecia y más tarde Suecia, la familia mira hacia atrás, sin la carga ahora de la opresión religiosa. Han decorado su vivienda con los pocos elementos que rescataron de su país de origen, como esta foto plastificada de Jesucristo.

Una odisea siempre arriesgada

El padre de familia, Brahane Yohannes temía lo peor y decidió buscar una situación más segura para su familia:

“Antes de que nacieran los niños, en esa época, vivir en Arabia Saudí todavía era posible, pero de un tiempo a esta parte es cada vez peor. Hay casos de grupos que secuestran a adolescentes cristianas para violarlas. Sabiendo que algo así podría ocurrirle a mis hijas, me decidí a dejar ese país, buscando más seguridad.”

“Como estaba embarazada, lo pasé muy mal durante el viaje. Estuve enferma, muy cansada, me sentía muy mal nos cuenta Adhanet Tekle. Fue un viaje peligroso, sobre todo la travesía en barco. No podía soportarlo, vomitaba todo el tiempo. Fue muy difícil para mí.”

Suecia, tierra de asilo

Suecia acogió el año pasado a 163.000 refugiados. Todo un reto para un país tan poco poblado. Y hay más refugiados de camino.

Pero en Suecia los ánimos empiezan a enfriarse ante tanto solicitante de asilo, con una gélida opinión pública como bienvenida.

La mayoría de los solicitantes de asilo que llegan a Suecia son de Siria, Irak, Afganistán y en menor medida de Eritrea.

Al no encontrar otra solución urgente, 600 refugiados han sido alojados en Riksgränsen, una estación de esquí al norte del país.

De Oriente Medio al círculo polar ártico

Mientras los solicitantes de asilo hacen cola en la oficina de inmigración, el gobierno sueco endurece los controles fronterizos con los países vecinos y prepara la implementación de nuevas medidas para limitar el número de recién llegados: pronto, la mayoría de los solicitantes de asilo sólo tendrán un permiso de residencia temporal, con una validez de tres años.

Un cambio radical en la política de asilo sueca, tras cambios similares en Finlandia, Noruega y Dinamarca.

En la cocina nos encontramos con cuatro amigos que hicieron viaje juntos desde Siria e Irak. Alí, Mogdad, Wael y Wela se informan de los cambios en la legislación sueca. Y están preocupados pues la mayoría ha dejado mujer e hijos en su país. Y la política de reagrupación familiar se está volviendo cada vez más estricta.
Pero, ¿Cómo ven su futuro aquí?

Ali Hussein Al-Obaidi, refugiado iraquí cuenta su largo periplo hasta Suecia:

“Me fui de Irak hace tres años porque estaba recibiendo amenazas. Primero fui a Jordania. Solicité a Naciones Unidas protección y la posibilidad de ir a Australia, Francia, Italia o Canadá, entre otros países. Lo intenté por todos los medios, pero no hubo manera. Finalmente he conseguido venir a Suecia. Y ahora es mi segundo país.”

Mogdad Al-Jaburi sueña sobre todo con reunir a su familia:

“Lo más importante es conseguir el permiso de residencia y luego traer a mi familia y mis hijos aquí. Sólo después podré pensar en cómo construir un nuevo futuro, cómo y dónde trabajar."

Y Wael Al-Shater, refugiado sirio no duda un instante que triunfará en este país que le ha dado una segunda oportunidad:

“Déme 5 años en Suecia y verán cómo me hago famoso creando 50 recetas especiales de pollo. Porque yo soy muy, pero que muy bueno guisando el pollo. Para mí, esta nueva vida va a ser un cambio de verdad. Voy a convertirme en un master chef del pollo. Ese es mi sueño. Mis recetas de pollo harán mi renombre.”

Wela Al-Chahani es otro refugiado iraquí dispuesto a empezar de cero, una y otra vez:

“En Bagdad, nuestro restaurante saltó por los aires en tres ocasiones. Nos cayeron bombas, y siempre con enormes daños. Cada vez le cambiabamos el nombre al restaurante: “Antiguo Califato” y caía una bomba; “La luna de los hachemíes”, y otra vez salía todo volando. Mi tío era el dueño. Reconstruimos el restaurante y pero destruído de nuevo. Saltó por los aires tres veces y ahora ya no queda nada.”

Suecia adoptará una política más estricta

En el vestíbulo, Wela nos muestra un vídeo que le han enviado desde Bagdad: su tercer hijo, es una niña que nació el primero de enero. Si Wela consiguiera un permiso de residencia permanente, podría verla pronto. Pero, de momento sólo tiene un permiso temporal y solo podrá hacer venir a sus familiares más cercanos.

Pero las malas noticias siguen llegando hasta Wela: un primo muerto, amigos muertos. Es difícil de soportar …

Salimos a tomar un poco de aire fresco. Fuera están Ghafoor y su hija Pareya, de Afganistán, tratando de esquiar por primera vez en su vida. Aún no habían visto el sol este invierno, y están contentos de verlo, aunque solo sea un par de horas al día.

¿Será la suerte o el destino? La familia ha hecho un largo periplo desde Kandahar a Riksgränsen. Primero se fueron al país vecino, Irán. Pero sin un permiso de trabajo legal Ghafoor Heidaree terminó en la cárcel.

“Me sacaron de la habitación hasta el patio dándome patadas y puñetazos y llamándome mentiroso. Nos llevaron a un campo que parecía un establo de animales: Éramos entre 60 y 70 personas. No dejaron en un estrecho pasillo estrecho, casi sin luz. Era un espacio abierto y teníamos que dormir junto al wáter.”

Su esposa, la refugiada afgana, Forozan Sharefee subraya que están aquí en Europa por necesidad y desesperación:

“Somos humanos y tenemos los mismos derechos. Debemos respetarnos los unos a los otros como seres humanos que somos. No hay tanta diferencia, simplemente nuestras raíces están en otro lugar. Nosotros no queríamos dejar nuestro país, pero nos hemos visto obligados a hacerlo. Estamos aquí debido a la desesperación y la miseria.”

La esperanza es la nueva aventura…

Hoy es un día importante para la familia, pues van a ser realojados.

Ya en noviembre, la Agencia de Inmigración sueca aseguró que no podía ofrecer refugio a todos los solicitantes de asilo.

Las familias con niños recibieron un tratamiento prioritario. Ahora, los 600 refugiados que fueron ubicados temporalmente en este complejo hotelero de Riksgränsen van a ser redistribuídos por el país.

Ghafoor, Forouzan y Pareya tomarán el tren esta tarde para Hosting, localidad en el centro de Suecia, donde para ellos comienza una nueva aventura…

Reporter - Asylum in Sweden

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