Grecia: Baja tasa de fecundidad, pensiones irrisorias y fuga de cerebros

Grecia: Baja tasa de fecundidad, pensiones irrisorias y fuga de cerebros
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Por Escarlata Sanchez
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Vassiliki y Kostis se casaron en 2008, pero fue hace un año cuando dicidieron ser padres.

Vassiliki y Kostis se casaron en 2008, pero fue hace un año cuando dicidieron ser padres.

Ella trabaja es ejecutiva en un centro privado de enseñanza, él es ingeniero civil, una profesión muy sacudida por la crisis financiera en Grecia.

La decisión de fundar una familia les llevó algún tiempo, nos cuenta Kostis Orfanos.

“Cuando nos casamos, Grecia parecía estar en todo su esplendor y mi esposa tenía muy buenas perspectivas para una promoción, lo que de hecho sucedió después. Soy ingeniero civil, por lo que estaba en un sector floreciente en Grecia justo hasta ese año. En general, había una euforia que a partir de 2008 comenzó a decaer.”

Vassiliki Kostourou-Orfanou asegura que estaba en un buen momento a nivel profesional y que esperaba un ascenso: “Fue por aquel entonces cuando comenzó la crisis griega. Además, tener un primer hijo no siempre es fácil, así que dejamos pasar el tiempo por diferentes motivos.”

La disminución de la tasa de fecundidad es una tendencia que afecta a Grecia desde hace tres décadas, aunque se hizo más evidente tras el estallido de la crisis. Imágenes como ésta no son tan frecuentes, pues las mujeres ya no desean tanto tener hijos.

“Hoy en día, la mayoría de las mujeres tienen los hijos después de los 33 años, explica el obstetra Michalis Rotas. Esto conlleva un embarazo más difícil y un menor número de hijos. Tener un segundo o un tercer hijo resulta una carga insoportable para la familia.”

Esta es la tendencia, pero ¿por qué se da en un país en el que la familia tiene tanto valor? Según el sociólogo Stamatis Venetis, el elevado coste de mantener una familia es la principal razón.

“En Grecia, la gente no tiene hijos por el elevado coste que esto representa. Los jóvenes necesitan tiempo, pues quieren tener seguridad en el empleo, ingresos dignos y estar seguros de que serán capaces de afrontar el gasto que supone.”

La tasa de fecundidad griega es una de las más bajas del mundo. En Grecia las mujeres tienen un promedio de 1,3 hijos, por debajo del 2,1 necesario para la regeneración demográfica del país.

Pero esto, combinado con el incremento de la esperanza de vida lleva al envejecimiento de la población.

En 2050 la población mayor de 65 años se habrá duplicado respecto al año 2000, y representará más del 32% de la población griega.

El Gobierno griego aprobó recientemente un nuevo proyecto de reforma del sistema de pensiones para garantizar su viabilidad. Entre otros cambios, se aprobaron nuevos recortes y la eliminación de subsidios complementarios para las pensiones más modestas.

Gerasimos Drakontaeidis, jubilado, se siente traicionado. A pesar de haber trabajado durante más de cuarenta años, recibe una pensión irrisoria.

“Nos ponen al borde de la pobreza. Han recortado las pensiones doce veces y quieren reducirlas de nuevo. Con todos esos recortes, recibo ahora 453 euros al mes. Nos limitamos al máximo. Vivimos al día.”

Con un número cada vez menor de personas en edad de trabajar y un aumento del desempleo, el sistema de pensiones griego afronta graves problemas. Según Alexandra Tragaki, profesora especializada en demografía y crecimiento económico en la Universidad Harokopos, la prolongación de la vida laboral podría aliviar la situación.

“Por el momento, no hay cambios que puedan, desde un punto de vista demográfico, ayudar de forma inminente a aliviar la presión sobre el sistema de pensiones. Lo que se podría hacer es llevar a cabo reformas en el mercado laboral, prolongando la vida laboral o incluyendo a las personas y a los puestos de trabajo de la economía sumergida que no cotizan actualmente al régimen de pensiones.”

Mientras la envejecida Grecia trata de lograr el crecimiento económico, la fuga de cerebros es inevitable, pues los jóvenes mejor formados saben lo difícil que será encontrar un trabajo que corresponda a su nivel de estudios.

Es el caso de María y Harris, que terminarán el año que viene sus estudios de postgrado. Ya han pasado algunas temporadas en el extranjero y están buscando una oportunidad para marcharse del país.

“Grecia es un país muy bonito. Pero en este momento puede ser muy nocivo para los jóvenes, porque no ofrece perspectivas. Tenemos un futuro muy incierto”, dice con tristeza Maria Charalampaki.

“Es muy difícil para un joven empezar ganando unos 500 euros al mes y tratar de hacer carrera, con la esperanza de que después de 10 ó 15 años de trabajo puedas llegar a tener un salario digno” se lamenta Harris Kotios.

Volvemos con Vassiliki y Kostis. La madre de Vassiliki ha venido a cuidar a su nieta, Cilia. Aún con esta inestimable ayuda, la pareja no se anima a la idea de tener un segundo hijo.

Kostis Orfanos considera que la gente aspira a tener hijos, pero “uno se pregunta si merece la pena hacer tantos sacrificios para criar a un hijo. Pero cuando se tienen dos criaturas, las cosas se complican incluso por razones prácticas.”

“De por sí es difícil trabajar cuando eres madre, concluye Vassiliki Kostourou-Orfanou. Pero, aún lo es más en Grecia en 2016. Las jornadas superan las ocho horas diarias, si quieres tener un salario decente que te permita ofrecerle lo mejor a tu hijo”.

Un reportaje de Panos Kitsikopoulos

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