Las izquierdas se hacen con el sur de Bélgica

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Por Ana LAZARO
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Llegamos al tercer capítulo de nuestra trilogía sobre Bélgica, y de su fractura linguistica, política y económica. En esta edición les hablamos del sur francófono

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En el sur francófono de Bélgica, las últimas elecciones han dado una clara victoria a la izquierda. Se han impuesto los socialistas, pero la gran sorpresa ha llegado de manos del Partido del Trabajo, una formación que podría calificarse de poscomunista.

Viajamos pues en dirección a la Valonia francófona. Esta región del sur de Bélgica ha sufrido una fuerte desindustrialización y su economía se ha resentido.

Un concejal municipal nos explica las dificultades que deben afrontar en la ciudad de Charleroi. "A nivel social, esta es una ciudad con mucha pobreza, con mucha gente pasando dificultades. Así pues nuestra preocupación principal es encontrar fondos para atender sus necesidades", dice Gaetan Banguisa.

Valonia fue una economía próspera durante la era industrial. Hace treinta años, cerró la última mina de carbón y, desde entonces, muchas industrias han abandonado la región. Ahora tiene uno de los niveles de paro más altos del país.

El éxito del PTB

Lo que explica, en parte, el éxito del Partido del Trabajo, que ha logrado incrementar el número de votos en un 13,3% y que va a enviar siete diputados valones al Parlamento Federal.

Uno de sus objetivos es acabar con los privilegios de los partidos políticos tradicionales. "Queremos dividir el salario de los ministros y de los diputados por dos. Para acercar su nivel de vida al del ciudadano medio", explica Germain Mugemangango, concejal de Charleroi.

Pero sobretodo quieren luchar por los derechos de los trabajadores y de la gente normal. "La cuestión es saber si la riqueza que producimos debe beneficiar a la mayoría, es decir al 90% de la población, o debe servir para enriquecer a algunas personas".

Pero la fractura belga entre el norte y el sur va más allá de la economía. Hay además un problema de identidad. "En Flandes, desde la infancia, se enseña a los flamencos a ser, ante todo, flamencos. Mintras que aqui, en Valonia, los vínculos son más bien con la ciudad. Somos de Charleroi, de Lieja, de Namur. Pero ante todo somos belgas, pensamos en Belgica", dice Banguisa.

La solidaridad a nivel nacional sigue siendo pues un tema a resolver. Pero antes habrá que negociar duro para formar un nuevo gobierno capaz de aunar todas estas sensibilidades. Y la última vez, Bélgica tardó 541 días en lograrlo.

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