El mayor grupo cervecero de Bélgica organiza una serie de encuentros entre ciudadanos flamencos y valones
PUBLICIDADQuien dice cerveza, dice Bélgica.
Y una conversación en torno al preciado líquido puede ser una buena ocasión para limar asperezas entre flamencos y valones.
Eso es al menos lo que piensa el grupo cervecero más grande del país, InBev, que ha organizado una serie de encuentros entre ciudadanos de las dos comunidades lingüísticas. El objetivo es organizar un total de mil citas.
El proyecto ha sido diseñado con el apoyo de investigadores que supervisan los encuentros. "Los ponemos en el lugar de los políticos", explica Dave Sinardet, profesor de la Universidad Libre de Bruselas experto en nacionalismos y comunicación política. "Tienen que alzanzar un compromiso sobre una serie de cuestiones importantes. Por supuesto, las personas que se sientan a la mesa no representan ni a la comunidad que habla neerlandés ni a la que habla francés. Podríamos organizar este debate entre flamencos y entre valones. Y ciertamente también les resultaría difícil alcanzar un compromiso".
Las mesas se van a ir colocando a lo largo de los 400 kilómetros que configuran la línea de demarcación que separa a las dos comunidades, y las primeras citas muestran que hay más elementos de encuentro que de desencuentro.
"Todos amamos la comida, creo que eso es lo que nos une, nuestro amor por la comida. Yo no soy muy fan del fútbol, pero creo que muchos belgas lo son", explica Debby, una ciudadana flamenca que ha participado en el experimento. "Es cierto que tenemos opiniones diferentes, pero no se debe al hecho de que seamos flamencos o valones".
Parece pues que gente se entiende. Habrá que ver ahora si los políticos siguen su ejemplo. Y es que el país sigue sin gobierno, desde las elecciones de mayo.