El primer ministro italiano busca el entendimiento en material fiscal y migratoria, tras el giro europeista de su nuevo gobierno de coalición
PUBLICIDADPara su primera visita al extranjero, Giuseppe Conte ha optado por Bruselas.
El primer ministro italiano se ha reunido con la futura presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a la que apoyó para su elección, dando así un giro más europeísta a su política.
A través de Facebook, Conte ha hecho saber que espera encontrar un terreno común para revisar las reglas fiscales de la Unión Europea, lo que permitiría una mayor inversión pública.
"No estamos diciendo que no queremos controlar las finanzas públicas", ha explicado Conte. "Nuestro objetivo sigue siendo la reducción de la deuda, pero con un crecimiento económico razonable, con inversiones productivas".
El nombramiento de Paolo Gentiloni como comisario de Asuntos Económicos parece sugerir que la Comisión Europea podría flexibilizar su postura. Pero tendrá que trabajar bajo la vicepresicencia de Vladis Dombrovskis, que encarna el espíritu de los países del norte, reacios a hacer concesiones.
En cuanto a la migración, Roma quiere impulsar un nuevo mecanismo realmente efectivo para distribuir migrantes entre los Estados miembros, que castigaría económicamente a los que no cumplieran. "Existe concincia de que aquellos que no participen en el reparto se verán afectados financieramente", ha dicho Conte. "Si estamos en Europa, obviamente todos tienen que participar en la distribución. No se puede ignorar un mecanismo de solidaridad sin pagar un precio elevado".
Roma y Bruselas podrían haber encontrado la armonía perdida, pero la cuestión migratoria se necestirá el apoyo de las capitales europeas.