Bélgica observa con vergüenza su pasado de racismo colonial

Estatua de Leopoldo II en Bruselas, Bélgica
Estatua de Leopoldo II en Bruselas, Bélgica Derechos de autor euronews
Por Jack Parrock y Carmen Ménendez
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Bélgica mira con vergüenza su pasado de racismo colonial. Piden la retirada de las estatuas de Leopoldo II, el rey belga que convirtió el Congo en un campo de trabajos forzados en el que murieron millones de personas

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Las réplica del terremoto de protestas raciales Estados Unidos se están sintiendo con fuerza en Europa. Bélgica mira hacia atrás y observa, con vergüenza, su pasado colonial en África. Una petición popular se ha presentado para que se retiren del país las estatuas de Leopoldo II, el rey que convirtió el Congo en un campo de trabajos forzados, escenario de una crueldad sin límites que dejó alrededor de 10 millones de muertos.

"Para la mayoría de los belgas fue el rey que construyó Bélgica, pero lo hizo con buena parte del dinero que robó en el Congo", afirma Mireille Tsheusi Robert, presidenta de la asociación Bamko, que trabaja por la interculturalidad y contra el racismo. 

El mundo tardó mucho tiempo en comprender las atrocidades que se estaban cometiendo en el país africano, convertido por el monarca belga en una colonia privada. Para explotar el marfil y el caucho, las materias primas más rentables, se forzaba a trabajar hasta la extenuación a la población local utilizando el terror: amputaciones de manos, encadenamientos, secuestros y latigazos fueron prácticas corrientes.

En la ciudad de Gante, sobre un busto de Leopoldo II, alguien ha escrito: "Por favor, no puedo respirar" recordando la muerte del afroamericano George Floyd.

Además de las estatuas, calles y paradas de tranvía llevan el nombre del monarca. **Los grupos antirracistas piden que además de retirar todos esos símbolos, se paguen reparaciones a la República Democrática del Congo. **

Pese a ser republicanos, los nacionalista flamencos de Vlaams Belang se oponen a lo que consideran un intento de borrar la historia. "Es parte de la historia de Bélgica. Somos antimonárquicos, pero no somos un pueblo que quiera derribar estatuas, cambiar los nombres de las calles y borrar la historia o el patrimonio cultural", dice Wouter Vermeersch. 

En junio de 2018, Bruselas dio a una de sus plazas el nombre del luchador por la libertad congoleño Patrice Lumumba. El Museo Africano es otro ejemplo de cómo Bélgica trata de cerrar viejas heridas. Este museo, hoy completamente transformado, fue convertido por Leopordo II en un zoológico humano. En su interior encerró a 200 congoleños para que los belgas vinieran a observarlos. 

La petición de retirar las estatuas del Rey Leopoldo II y de dar reparaciones a la República Democrática del Congo han cobrado importancia debido a las protestas de Black Lives Matter que se están produciendo en Estados Unidos. Pero en Bélgica no sólo piden que se reconozcan los crímenes del pasado. También quieren que el país se enfrente al racismo institucional del presente, para lo que se prevén manifestaciones en las próximas semanas.

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