El Alto Representante de la Unión para la Política Exterior, Josep Borrell viajará en febrero a Moscú para hablar con su homólogo.
Los acontecimientos de este fin de semana en Rusia a favor de la puesta en libertad del opositor Navalny han centrado la agenda política durante la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE. A pesar de que, por el momento, no se han anunciado sanciones, Borrell ya ha confirmado que viajará a Moscú en febrero con el deseo de aclarar los recientes acontecimientos y pedir la liberación de Navalny.
"Será una buena oportunidad para debatir con mi homólogo ruso varias cuestiones relevantes. Les transmitiremos nuestro punto de vista sobre la situación actual, trataremos temas en materia de derechos y libertades y abordaremos de forma estratégica nuestras relaciones con Rusia”, ha declarado Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para la Política Exterior.
El Gobierno de Rusia sigue afirmando que el caso Navalny es un intento occidental de interferir en sus asuntos internos. La UE impuso sanciones de congelación de activos y prohibió viajar a 6 personas a las que culpa del envenenamiento del líder de la oposición. Las sanciones económicas tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 siguen vigentes a pesar de que varios Estados miembros intentan que se levanten. Los expertos advierten que las sanciones a personas individuales no siempre son efectivas.
"No tiene sentido que haya personas de vacaciones en Europa que de vuelta a casa practiquen la tortura, pero que sí se presione al régimen ruso en su conjunto. Moscú solo se enfrentaría a una presión considerable si las sanciones tocaran los vínculos económicos profundos, especialmente los ingresos generados por la exportación de petróleo y gas", analiza Gustav Gressel, investigador en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Un asunto en el que, precisamente, la UE está dividida: Alemania sigue permitiendo a los barcos rusos -bajo sanciones de Estados Unidos- construir el gasoducto Nordstream 2 en el Mar Báltico.