Sin fecha de reapertura a la vista, los bares y restaurantes belgas se desesperan

Pancarta en un escaparate en la que se lee "liquidación total por cierre", en Salzburgo, Austria
Pancarta en un escaparate en la que se lee "liquidación total por cierre", en Salzburgo, Austria Derechos de autor BARBARA GINDL/AFP
Por Sandor ZsirosAna Valiente
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El otoño pasado, las quiebras entre las pymes aumentaron un 25,7%, en comparación con el segundo cuatrimestre de 2020, según datos de Eurostat.

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La cervecería "La Jungla" en Bruselas sintió que su nombre cobraba sentido al poco de comenzar su actividad. Sólo dos días después de su apertura el pasado marzo, las autoridades belgas ordenaron el primer cierre de bares y restaurantes. Con los pedidos a domicilio y abaratando los costes, pueden seguir adelante. Pero, sin fecha exacta de cuándo volverán a abrir, la incertidumbre y la angustia, aumentan.  

"Claro. Si continúa así durante cinco meses, habrá un problema. Pero intentamos ser positivos", cuenta Christophe Bravin, copropietario de la cervecería "La Jungle".

Para Christophe, de la crisis se saca una lección: en momentos financieros complicados la ayuda no siempre va a quienes más la necesitan. "Creo que este tipo de crisis sigue demostrando que las grandes empresas no se ven tan afectadas, e incluso siento que las medida que ha tomado el Gobierno les apoya. No ayudan realmente a las pequeñas empresas. En realidad, las restricciones van a acabar con todas las pequeñas empresas. Poe eso necesitamos apoyo", señala. 

2020, un año mortal para las pymes

El otoño pasado, las quiebras aumentaron un 25,7%, en comparación con el segundo cuatrimestre de 2020, según datos de Eurostat. En la UE hay 16 millones de parados registrados y otros 40 millones de personas que aunque conservan su empleo, por el momento no trabajan debido a las restricciones sanitarias. Reciben ayudas estatales pero en cualquier momento podrían perder el empleo. La Federación Europea de Sindicatos alerta de que el contexto actual puede desembocar en revueltas sociales. 

"Hay que ayudar a estas personas. En una situación en la que no es posible reabrir, tienen que ser compensados, de lo contrario comenzará a producirse un malestar social y la gente protestará porque no recibieron suficiente compensación para poder cumplir con las normas", explica Luca Visentini, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos. 

La Unión Europea está a punto de dar la luz verde definitiva a sus 750.000 millones dedicados a la recuperación europea. Pero muchos países son reacios a financiar medidas sociales, porque temen el aumento de la deuda. Los sindicatos, sin embargo, creen que los gobiernos deben esperar a que el dinero de la recuperación dé sus frutos, al menos hasta el otoño de este año.

"Los Estados miembros tienen mucho miedo de crear más deuda, a pesar de que la ligada al fondo de recuperación es gratuita, porque los tipos de interés están ahora cerca de cero. Así que no hay razón para utilizar esta coartada de la deuda para no continuar con las medidas de emergencia. Los Estados miembros deben seguir gastando para proteger a los trabajadores y a las empresas.  De lo contrario, el dinero que reciban para la recuperación será inútil. Porque nunca lograrán mejorar la situación si no se empieza ya mismo", cuenta Luca Visentini.

El Parlamento Europeo y el Consejo Europeo darán luz verde al fondo de recuperación, pero serán los Estados miembros los que deberán garantizar que estos fondos lleguen también a las pequeñas y medianas empresas.

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