Gardanne, un pequeño pueblo de la Provenza, en Francia, es un eslabón clave en el sistema de transporte entre Aix y Marsella, las dos principales ciudades de la mayor área metropolitana del país. Tras dos años de obras, la antigua estación de tren se ha transformado en una estación intermodal.
Gardanne, un pequeño pueblo de la Provenza, en Francia, es un eslabón clave en el sistema de transporte entre Aix y Marsella, las dos principales ciudades de la mayor área metropolitana del país. Desde enero y, tras dos años de obras, la antigua estación de tren se ha transformado en un centro de transporte intermodal: autobuses, bicicletas, trenes, taxis y un nuevo aparcamiento comparten el espacio sin ningún problema. Daniel Domenicale lo utiliza, como miles de usuarios cada día.
La estación permitirá cumplir las previsiones de frecuentación del TER Aix-Marsella, que aumentará a 4 500 movimientos diarios de viajeros, con la modernización de la línea MGA2, frente a los 2 000 que se registran en la actualidad.
"Creo que, este tipo de instalación es muy importante porque anima a los usuarios a utilizar el modo de viajar más sosegado. Y, sobre todo, con respecto a Marsella, cuando se utiliza el coche... Me gustaría señalar que entre las 7 y las 9.30 de la mañana hay atascos y permaneces bloqueado unos tres cuartos de hora. Y eso provoca contaminación, lo que es una pena", relata un ciudadano que utiliza el servicio de transporte público.
La estación de autobuses pasó de tener seis andenes a tener 9. Ahora también hay 56 plazas de aparcamiento seguro para bicicletas y el aparcamiento para coches (352 plazas), casi ha triplicado su tamaño.
La obra contó con un presupuesto de 11,56 millones de euros. El 27 % del desembolso fue financiado por la Política de Cohesión Europea y, el resto, por el Estado francés, el Departamento, la Región y la metrópoli de Aix-Marseille.
Con esta ampliación, los agentes locales esperan duplicar el número de visitantes del centro intermodal de Gardanne. La apuesta ecológica también está en los raíles y en los techos de las instalaciones.
"En octubre de 2021, la frecuencia de la línea Aix-Marsella pasará a ser de un tren cada cuarto de hora con un tráfico de 4 500 viajeros al día. La pandemia ha provocado un descenso en el número de pasajeros del transporte público, que actualmente es del 40 %, con respecto a la media.
"En este aparcamiento hay veinte plazas, un 6 % del espacio, reservadas para infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos en modo de carga lenta. Todo el nivel superior se ha cubierto con paneles solares. El 80 % de su producción se vende a una empresa energética histórica y el otro 20 % está destinado al autoconsumo del aparcamiento", explica Catherine Fabre, jefa de Proyectos Operativos de Aix-Marseille-Provence Métropole.
En el exterior, el antiguo aparcamiento ha sido acondicionado, todo está más ordenado y ofrece mejor visibilidad a los conductores y pasajeros.
"Desde que la estación es así, nos ven más y solicitan nuestros servicios más a menudo. Con los autobuses, ahora, las cosas van muy bien. Es cierto que antes ocupaban parte de nuestro espacio y, ahora, tienen su propia plataforma", afirma el taxista Didier Cusimano".
En el servicio de ferrocarril se va a ampliar la flota con trenes menos contaminantes y la frecuencia va a aumentar. Los trenes saldrán cada 15 minutos. Samira va a Marsella todos los días. Para ella, esto supone una gran ventaja.
"Bueno, ahora hay más flexibilidad y es todo más fluido. Ya no tengo que preocuparme por los retrasos de los trenes", señala una de las usuarias del transporte ferroviario.
Este año 2021, es el Año Europeo del Ferrocarril.