La guerra ha encarecido el coste de productos como los fertilizantes, que impactan en la actividad de los agricultores.
PUBLICIDADLaurent Gomand es granjero y está muy preocupado. Está frente de la granja de su familia en Bélgica y teme por las consecuencias de la guerra en Ucrania. Lo que más le preocupa a corto plazo no son sus 250 vacas o las 600 cabras. Sino su producción de cereales, maíz, remolacha o incluso patata. En pocas semanas se ha disparado el precio de los fertilizantes.“Los fertilizantes por los que pagábamos entre 150 y 200 euros (la tonelada) hace un año, ahora cuestan 800 euros. Es un precio absolutamente desorbitado. ¡Y además hay escasez! : Encima que el precio es mucho más alto hay una falta de material, de productos", lamenta el agricultor.
Rusia es una pieza clave en el mercado de los fertilizantes. El país fue el año pasado el primer exportador de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados. Los agricultores creen que es un círculo vicioso que compromete a las granjas y, en última instancia, a los consumidores.
“En primer lugar, habrá un impacto económico directo en nuestras finanzas, ya que tenemos costes de producción mucho más altos. Además, si no aplicamos la cantidad adecuada de fertilizante a los cultivos, habrá una caída en la producción. Entonces es como un dominó: ¡menos fertilizante, menos producción y al final escasez!", explica Gomand.
Estas dificultades en el acceso a los fertilizantes amenazan el equilibrio económico de las granjas, que no pueden planificar a corto o medio plazo. La UE está explorando formas de amortiguar el impacto del conflicto para el sector. Los ministros de Agricultura se reúnen este lunes en Bruselas. La Comisión Europea también presentará el miércoles sus propuestas para ayudar a los productores.