Elecciones en Francia: ¿por qué será distinto esta vez el duelo Macron-Le Pen?

Seguidores del presidente francés, Emmanuel Macron
Seguidores del presidente francés, Emmanuel Macron Derechos de autor Thibault Camus/ The Associated Press.
Derechos de autor Thibault Camus/ The Associated Press.
Por Alasdair Sandford
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Desde que el movimiento de Emmanuel Macron, llegó al poder, el panorama político ha evolucionado considerablemente. A día de hoy, se asocia su partido con el establishment y Francia se encuentra dividida.

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Emmanuel Macron parte como favorito frente a Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales francesas, con una ventaja en la primera ronda ligeramente superior a la de 2017. Aunque el duelo entre el centrista proeuropeo y su contrincante de ultraderecha será distinto -y mucho más reñido- que hace cinco años.

Desde que La República en Marcha, el movimiento de Emmanuel Macron, llegó al poder, el panorama político ha evolucionado considerablemente. A día de hoy, se asocia su partido con el establishment y Francia se encuentra dividida. De esta forma, mantener a la ultraderecha fuera del Elíseo será una tarea más difícil.

1. "La ultraderecha a las puertas del poder"

Tras conocerse el resultado de la primera ronda de las elecciones, han saltado todas las alarmas. Son varios los candidatos que, después de su derrota, se unieron para pedir un cordón sanitario a la extrema derecha.

Anne Hidalgo, del Partido Socialista, pidió a sus votantes que apoyaran a Macron para evitar que Francia "se incline hacia el odio, con todos contra todos". Valérie Pécresse, de Los Republicanos, dijo que haría lo mismo "para evitar que Marine Le Pen llegue al poder y se produzca el caos".

Dos sondeos de opinión publicados el domingo por la noche sugieren una segunda vuelta mucho más ajustada que en 2017, cuando Macron ganó holgadamente, ya que muchos votantes decidieron frenar a la ultraderecha como lo hicieron en 2002 con el padre de Le Pen.

Un sondeo realizado por Ipsos France otorga a Macron una ventaja de ocho puntos, con un 54% de los votos, mientras que Le Pen se quedaría con un 46%. Sin embargo, el de Ifop Opinion los sitúa casi a la par, con una pequeña ventaja del presidente en funciones. El resultado quedaría en 51% de los votos frente al 49%.

Hata este momento, la campaña de Le Pen ha estado centrada en la subida de precios, un tema prioritario para los votantes. Tras asegurarse la segunda vuelta de las elecciones, la líder de Agrupación Nacional llamó a todos los votantes a unirse a su campaña.

Pero tanto para sus rivales y como para algunos analistas, el mensaje tranquilizador y la imagen suavizada de Le Pen enmascaran un programa que sigue anclado en la extrema derecha: antiinmigración, discriminatorio con los extranjeros -y en este grupo incluye a los ciudadanos de la UE-, prohibición del velo musulmán en público. Además, su partido está dispuesto a desafiar a la Unión Europea en sus principios fundamentales.

Douglas Webber, de la escuela de negocios INSEAD, ha descrito a su electorado como "insular" y "nacionalista". A pesar de que haya trabajado su imagen pública para que esté totalmente "desdemonizada", el think-tank Fundación Jean Jaurès, ha asegurado que el partido de Le Pen sigue siendo "tan radical como antes".

Está construido sobre un "núcleo ideológico autoritario, basado en la denuncia de la inseguridad y la inmigración" que siguen siendo "elementos esenciales" en su campaña.

2. Macron como el establishment, no el outsider

Emmanuel Macron nunca ha sido muy popular entre el público francés. Pero en las últimas elecciones, se presentó como una alternativa al statu quo político francés. Cinco años después, es el presidente en funciones y son muchos los que lo ven como la personificación del establishment.

En 2017, Macron solo obtuvo el 24% de los votos en la primera vuelta de las elecciones. La izquierda le categorizó como el "amigo de los banqueros" o el "candidato de los ricos". Pero para la derecha, su anterior papel en el gobierno de François Hollande le acercaba al socialismo.

En estas elecciones, ha conseguido recabar apoyos, sobre todo del centro-derecha y, en menor medida, del centro-izquierda. La gestión por parte de su gobierno de la economía devastada tras la Covid ha sido elogiada por los economistas.

El desempleo ha caído a su nivel más bajo en más de una década. Se ha fomentado el espíritu empresarial, la creación de empleo y la seguridad laboral. Los precios de la energía se han limitado. La inflación es más baja que en países europeos comparables.

Sin embargo, lejos de las grandes ciudades y las partes ricas del campo, la subida de los precios sigue golpeando a la ciudadanía, sin contar con las protestas de los chalecos amarillos, y el impulso para transformar la aportación de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones ha sido criticado por dar pocos resultados.

Para muchos, el presidente es una figura antagónica, vista como distante y desconectada de las preocupaciones de la gente común. Su batalla contra los antivacunas, a principios de año, le ha sumado detractores.

Le Pen seguirá, sin duda, lanzando el mensaje de que está en contacto con las bases y que mejorará el poder adquisitivo de los ciudadanos. El lema de campaña de Macron es "Nous tous" ("Todos nosotros"). El presidente tiene menos de dos semanas para convencer a los indecisos de que su mensaje de inclusión es sincero.

3. Un "frente republicano" mucho más débil

Hace veinte años, la irrupción del líder del "Frente Nacional", Jean-Marie Le Pen, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales provocó una ola de rechazo. Millones de personas impulsaron a su contrincante, Jacques Chirac, a obtener el 82% de los votos en la segunda vuelta. Lo que le aseguró su segundo mandato.

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Quince años después, el "frente republicano" seguía vivo. La hostilidad hacia la hija de Le Pen, que había asumido el legado de su padre, aseguró la victoria de Emmanuel Macron en 2017 con dos tercios de los votos.

En 2022, Marine Le Pen ha conseguido en gran medida deshacerse de las etiquetas violentas, racistas, antisemitas y xenófobas que persiguieron al partido durante décadas. Aunque muchos se alarmarían al verla tomar las riendas del Elíseo, muchos otros -especialmente en la izquierda- sienten la misma hostilidad hacia Macron.

En esta segunda ronda, la intención de voto de los partidarios del izquierdista Jean-Luc Mélenchon será crucial. Mélenchon quedó en tercer lugar con casi el 22%.

"No debemos dar ni un solo voto a Le Pen", repitió varias veces el domingo por la noche el candidato derrotado. Pero ni él ni sus aliados cercanos han dicho si acudirán el 24 de abril y marcarán el nombre de Emmanuel Macron en la papeleta electoral.

Al menos un tercio de los seguidores de Mélenchon parecen querer ignorar sus consejos. "El 34% de los votantes de Mélenchon tienen la intención de votar a Emmanuel Macron, el 30% a Le Pen -que es más que en 2017- y el 36% de ellos podrían abstenerse", asegura el director de Ipsos, Brice Teinturier.

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"He votado a Mélenchon, pero no tengo ningún deseo de votar a Macron en la segunda vuelta, eso me quemará los dedos", sostiene Stéphanie Thétio, una responsable de una tienda de 47 años en Bain-de-Bretagne, al oeste de Francia.

Gilles Finchelstein, director de la Fundación Jean-Jaurès, declaró a la agencia AFP, antes de la primera vuelta, que el frente republicano "sigue teniendo fuerza", pero "pensar que activar este mecanismo será suficiente, es una ilusión". "El cambio de imagen de Le Pen es una realidad", añadió.

"En las últimas dos semanas se ha reactivado el resentimiento hacia Emmanuel Macron entre el electorado de izquierdas y esto es preocupante", zanja el experto.

4. ¿Puede Macron recoger el voto de otros partidos?

El resultado de la primera vuelta de las elecciones ha mostrado como tres de los doce candidatos sobresalían frente al resto. Cada uno de ellos representa tres bloques distintos en la política francesa. Los centristas proeuropeos de Macron, la insurgencia nacionalista de Le Pen y la izquierda dura de Mélenchon.

El colapso de los partidos tradicionales de centro-derecha y centro-izquierda sugiere que un gran número de ciudadanos ya habían tomado la decisión de cambiar su voto. Con lo cual, la esperanza de amasar el apoyo de los votantes de esos partidos podría derrumbarse.

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Además, a esto se le suma que el ala nacionalista del partido conservador Los Republicanos podría escorar su voto más hacia la derecha, en lugar de apoyar al presidente en funciones.

"Personalmente, no votaré a Emmanuel Macron" en la segunda vuelta, aseguró Eric Ciotti, un diputado de Niza, en el sur, y uno de los primeros candidatos presidenciales eclipsado por Valérie Pécresse cuando el partido estaba eligiendo a su representante.

Macron espera que los votantes hagan caso a las palabras del conjunto de candidatos que le apoyan, entre ellos Pécresse, Hidalgo y Yannick Jadot, de Los Verdes.

La líder de la Agrupación Nacional, en cambio, ha recibido el apoyo de su rival de extrema derecha, el derrotado Eric Zemmour, a pesar de sus "desacuerdos". "No me voy a equivocar de adversario", ha dicho. "Esa es la razón por la que pido a mis partidarios que voten a Marine Le Pen".

5. Guerra en Ucrania y relaciones con Putin

Unos días antes de la primera vuelta, Macron cuestionó a Le Pen por sus vínculos con Rusia y su "indulgencia hacia Vladímir Putin".

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La invasión rusa de Ucrania aumentó el apoyo a Macron en Francia, ya que Europa entera reaccionó con horror a la agresión de Moscú. El presidente francés mantuvo varias conversaciones telefónicas con Putin. Sin embargo, su popularidad resultó ser temporal, a pesar de que su rival nacionalista haya mostrado en el pasado admiración por el líder ruso.

"Dentro de quince días, quizá sea Marine Le Pen la que esté frente a Putin. ¿Y qué pasará entonces? Se recordarán mutuamente los favores del pasado", se mofó un ministro del Gobierno.

Ante la falta de fondos para las últimas elecciones, el partido de Le Pen consiguió un préstamo de 9 millones de euros de un banco ruso que todavía está pagando.

El partido de Le Pen fue el único en Francia que apoyó la anexión de Crimea por parte de Rusia y ha pedido que se levanten las sanciones contra Moscú. Aunque ha condenado la invasión del resto de Ucrania por parte de Putin por considerarla "equivocada", cierto es que no comparten el apoyo incondicional a Ucrania mostrado por muchos en Occidente.

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