Las oenegés que acogen a los inmigrantes extracomunitarios y el Servicio de Empleo y Formación de la Región de Murcia, SEFCARM, están coordinados, y cada refugiado tiene un único interlocutor.
En Murcia, España, hay más de seiscientos refugiados de una veintena de nacionalidades; las tres cuartas partes de ellos, están en edad de trabajar.
Es el caso de Bougary Gary, que llegó en patera a Canarias, y después fue hasta Murcia, en donde se ha beneficiado de un programa europeo que permite una inclusión sociolaboral más rápida. ¿Cómo? Para empezar, las oenegés que los acogen y el Servicio de Empleo y Formación de la Región de Murcia, SEFCARM, están coordinados, y cada refugiado tiene un único interlocutor.
"Ella fue la que nos ayudó a hacer los cursos de aprendizaje. Asistí a cursos de albañilería, de comercio, y del manejo de una carretilla elevadora", declara el refugiado, Bougary Gary.
En el SEF se avalúan las competencias que tienen los refugiados. El orientador realiza un diagnóstico de su empleabilidad y diseña, con cada refugiado, un itinerario personalizado de formaciones, para reforzar las competencias básicas, como es el caso de las matemáticas, o el idioma.
"Nuestra misión es ayudarles, sobre todo, en sus primeros seis meses, en los que no pueden trabajar. O se les ofrece un curso de formación, que no necesite estudios, o... si son personas refugiadas, que tienen carreras universitarias, se les ofrece un curso que les permite obtener un certificado de profesionalidad, y que les da la posibilidad de ejercer su labor", afirma María del Mar Alarcón, asesora laboral del SEFCARM.
La inversión total en el proyecto es de 157 500 euros. La Unión Europea ha financiado el 25 %, a través del Fondo Social Europeo. El 75 % restante está a cargo de la Región de Murcia y del Gobierno de España; más concretamente, del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de España.
Más de 650 personas se han beneficiado ya de este protocolo que incluye el asesoramiento del SEF a las empresas que los contratan, como ocurre con la de Bougary Gary. El protocolo incentiva el empleo estable.
"Desde que nosotros le hicimos un contrato fijo, nos empezaron a llamar del SEF. Al final decidí, ¿no? Lo contraté, justo a la semana siguiente de conocerlo, y se le ha hecho un contrato indefinido", señala Miguel López Carrasco, director de El Parque Electrodomésticos, en Totana.
Cuatro oenegés y organizaciones humanitarias, entre ellas Cruz Roja, están asociadas al ‘protocolo de integración sociolaboral'. Lo primero es la vivienda, y después, la formación y los papeles. De media, se tardan seis meses en obtenerlos. La familia de José Luis, compuesta por seis personas, huyó de Colombia.
"Salimos del país por un sinfín de amenazas. ¿Esperanzas? ¿Aspiraciones? Tengo muchas, sí. Quiero estudiar... y ya lo estoy haciendo gracias al SEF. Lo que más desea uno, como padre, es darles un futuro a los hijos. Yo sé que se puede", concluye José Luis, refugiado que habita en la Región de Murcia.