Los actuales costes de la energía ahogan a los pequeños empresarios europeos, que exigen soluciones

La pastelería de Emmanuel Liemans en Amay, Bélgica, en serios apuros con los actuales costes energéticos
La pastelería de Emmanuel Liemans en Amay, Bélgica, en serios apuros con los actuales costes energéticos Derechos de autor Euronews
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Por Méabh Mc MahonEuronews en español
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Reunidos el pasado viernes, los ministros de Energía de la Unión Europea proponían una serie de medidas dirigidas a aliviar en lo posible la actual situación.

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Es una mañana ajetreada en la panadería de Emmanuel Liemans en Amay, una pequeña ciudad del este de Bélgica. Con sus ricos pasteles y tartas de cumpleaños, el negocio va viento en popa para Emmanuel y sus 20 empleados, hasta el punto que en sus planes estaba el de una inmediata expansión.

Sin embargo, y tras la llegada de una salvaje factura energética de 50.000 euros, esos planes han cambiado. El futuro para su pequeño negocio es bastante incierto.

"Me cobran 36.000 por una regularización correspondiente al año 2021" nos explica el pastelero, "y tras un recálculo me han subido los costes de la energía a 14.800 euros al mes. Se trata de un presupuesto bastante grande, ¡yo sólo vendo pan!

El agricultor local Arnaud Vandaele, que reparte leche fresca, cuenta a Euronews cómo sus facturas también se han disparado, pasando de 1.500 euros al mes a 9.000.

"Ahora tenemos que tomar un camino antiecológico", confiesa Arnaud. "Vamos a instalar un generador de energía. Nuestros políticos nunca nos han empujado en la dirección correcta, y ahora nos vemos obligados a ir en direcciones que no son ecológicas para salvar nuestros negocios".

Sin fe en los políticos

En efecto, para intentar salvar su negocio, Emmanuel ha invertido en paneles solares y está reorganizando los turnos. Pero sigue sin pagar la abultada factura energética, y de hecho no piensa hacerlo. Tampoco tiene intención de cerrar el negocio: "cerrar un día para ahorrar energía, sería ridículo", dice. "El negocio va bien".

El panadero Emanuel no es el único que siente esta incertidumbre. En el pequeño municipio de Huy los vecinos están preocupados. Sienten cómo sus bolsillos se resienten y no tienen ninguna fe en sus políticos.

"Esto afecta a todo el mundo", se lamenta Mario, repartidor. "Afecta a nuestros hijos, afecta a todos nuestros bolsillos, y no podemos hacer nada al respecto. Es difícil, es muy difícil".

Omar, taxista, recuerda que "los precios de la gasolina no son los únicos que aumentan: también el de los productos de las tiendas en todas partes". Justine, propietaria de una de esas tiendas, asegura que "la gente ha perdido la esperanza en el Gobierno belga".

"Es realmente una vergüenza", dice un último ciudadano entrevistado. "Nos preguntamos dónde vamos a acabar, porque vamos a tener que apretarnos el cinturón cada vez más. ¿Dónde acabaremos? Acabaremos en la calle, porque ya no podremos pagar nada de nada. Hace muchos años que no confío en los políticos, en ninguno de ellos".

Reunidos el pasado viernes, los ministros de Energía de la Unión Europea proponían una serie de medidas dirigidas a aliviar en lo posible la actual situación, como gravar los beneficios de las empresas de combustibles fósiles, un tope a los ingresos de las centrales eléctricas y un objetivo de ahorro de energía del cinco por ciento en las horas punta.

Pero lo cierto es que esas medidas tardarán aún mucho en concretarse y más aún en entrar en vigor. La gente, mientras tanto, sigue apretándose el cinturón.

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