La UE teme los riesgos que puedan tener las inversiones chinas en el continente

La bandera de China Railway ondea en la obra de reconstrucción de una línea ferroviaria entre Budapest y Belgrado, en Belgrado, Serbia, 28 de noviembre de 2017.
La bandera de China Railway ondea en la obra de reconstrucción de una línea ferroviaria entre Budapest y Belgrado, en Belgrado, Serbia, 28 de noviembre de 2017. Derechos de autor AP Photo/Darko Vojinovic
Por Alice Tidey
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China es propietaria parcial de varias infraestructuras críticas en toda la UE, como puertos en España, Grecia, Alemania o Países Bajos y aeropuertos como el de Toulouse.

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La guerra en Ucrania y los presuntos actos de sabotaje en infraestructuras clave están obligando a los países europeos a replantearse qué crítico y quién debe controlarlo. Y en este contexto, los líderes de la Unión Europea no temen tanto a Rusia como a China.

"El mayor temor, creo, es que las infraestructuras críticas puedan ser eliminadas por China en una situación de conflicto, o al menos que China nos amenace con eliminar las infraestructuras críticas", ha explicado a Euronews el doctor Tim Rühlig, investigador del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP).

Las empresas chinas son propietarias o tienen participaciones en una amplia gama de infraestructuras críticas europeas, como puertos, aeropuertos, compañías eléctricas, parques eólicos y solares, así como telecomunicaciones. Los años de bonanza para China fueron entre 2012 y 2015, cuando Europa, sumida en una grave crisis financiera, adoptó drásticas medidas de austeridad que incluían la venta de esas grandes infraestructuras.

Ahora las empresas chinas poseen participaciones en puertos de varios países de la UE, como Grecia, Italia, Portugal, España, Bélgica, Países Bajos y Alemania, así como en aeropuertos como el de Toulouse (Francia). Sin embargo, el clima geopolítico ha cambiado radicalmente.

China se ha vuelto más autoritaria

"En los últimos seis o siete años se han producido dos cosas. China se ha vuelto más autoritaria, económicamente menos aliada con nosotros, más divergente", ha detallado a Euronews Agatha Kratz, directora del centro de investigación independiente Rhodium Group. "Y por parte de Europa, también [ha habido] una toma de conciencia de estas diferencias muy, muy importantes en cuanto a la forma de ver el mundo, la forma de ver la economía o la forma de ver la política", ha añadido. 

El control sobre este tipo de infraestructuras ya conlleva riesgos en tiempos de paz, como por ejemplo el espionaje, pero también cabe la posibilidad de que China utilice estos puntos comerciales en Europa para favorecer a sus empresas frente a las regionales.

Pero ahora, el planteamiento de Rusia de que "el poder manda" hace temer ahora que, si Moscú se impone en su guerra en Ucrania, China podría sentirse reforzada para utilizar su ejército en Taiwán. Pekín considera la isla como parte de su territorio y en los últimos meses ha intensificado su retórica sobre un posible avance militar en el territorio. Si lo hace, la UE no tendría más remedio que imponer sanciones, contra las que Pekín tomaría represalias.

Por lo que cada vez preocupa más que pueda usar su control sobre las infraestructuras críticas de la UE para ejercer presión.

Por la puerta trasera y con interruptores ocultos

Las infraestructuras físicas, como los puertos y aeropuertos, son "en realidad más responsabilidad para los chinos", ha argumentado Kratz. La Unión Europea podría tanto confiscarlos como congelar sus propiedades en países europeos en períodos de tensiones geopolíticas extremas. Lo que realmente está en riesgo es todo aquello digital y la dependencia de Europa de la tecnología china.

"Me preocupan más otro tipo de vulnerabilidades, como en el caso del 5G, la posibilidad de que se utilice para el espionaje o la posibilidad de que simplemente se apague por completo", ha concretado a Euronews Ian Bond, director de política exterior del centro de pensamiento Centre for European Reform (CER). "Hemos visto recientemente una interrupción del sistema ferroviario alemán que parece haber sido causada por un ciberataque", ha explicado. "No está claro quién lo ha llevado a cabo, pero obviamente, si China está dentro del sistema, si son empresas chinas las que están instalando algunos de estos sistemas, entonces las oportunidades para el gobierno chino de instalar puertas traseras o incluso interruptores ocultos son mucho mayores", ha lamentado Bond.

Dado que las empresas chinas tienen participaciones en las redes eléctricas europeas, así como en los campos de las energías renovables y los sistemas de telecomunicaciones, el potencial de perturbación podría ser enorme. Pero incluso si perdiera el control de los puertos y aeropuertos europeos, China podría utilizar los datos de estos puntos comerciales para provocar daños.

"Tanto un puerto marítimo como un aeropuerto forman parte de una infraestructura digital. Así que cualquier contenedor que pase por la terminal del puerto marítimo dejará muchos datos en ese puerto marítimo. Si se tiene un acceso adecuado, se sabe qué hay en esos contenedores, quién los ha enviado allí, a dónde van, cuál es la cadena logística", ha explicado Rühlig.

"Si los chinos tienen un conocimiento muy preciso de cuáles son los bienes críticos, el tipo de cuellos de botella de las cadenas de suministro, pueden estar bien equipados para imponer sanciones muy específicas en caso en los que saben que solo hay unos cinco o siete productores de un bien crítico en Europa".

"Pero estos cinco o siete productores pueden depender todos de la misma cadena de suministro, y entonces simplemente necesitarían cortar ese punto para poner a Europa en una situación muy difícil", ha explicado. Por eso la venda de una participación en la terminal portuaria de Hamburgo a COSCO, la naviera estatal china, ha hecho sonar las alarmas. Hamburgo es el tercer puerto más activo de Europa.

"Aisladamente, una inversión de este tipo puede parecer que tiene un riesgo limitado, porque ¿qué se puede hacer con los datos de un puerto marítimo si hay tantos otros? No mucho. Pero se puede llegar a un punto en el que se tiene una masa crítica y entonces creo que si se combinan y todos estos datos, se convierte en el verdadero riesgo".

"Volver atrás no es posible"

¿Qué hace Europa al respecto? Ya existe un mecanismo de control de las inversiones extranjeras en la UE que permite a los países plantear sus dudas sobre dichas inversiones en otros Estados miembros.

Pero, en última instancia, el estado europeo que recibe el dinero puede desestimar estas preocupaciones y permitir que siga adelante, ya que suele estar relacionado con la seguridad nacional, que es competencia de los gobiernos. Este fue el caso de Hamburgo, donde el canciller alemán Olaf Scholz respaldó la venta -aunque con una participación menor- a pesar de las dudas de otros Estados miembros y de los propios servicios de inteligencia del país.

"Eso es algo que podría endurecerse para dificultar que los países digan 'sé que todos mis socios piensan que esto crea una vulnerabilidad adicional, pero no me importa, simplemente voy a coger el dinero', porque eso sí me parece un riesgo", ha dicho Bond.

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Otro argumento a favor de un mecanismo más duro es también el hecho de que las infraestructuras críticas son cada vez más transnacionales y están más interconectadas.

China fue también el centro de un debate de tres horas entre los 27 jefes de Estado en su última reunión en Bruselas el mes pasado para determinar si la estrategia actual del bloque de considerar a Pekín como un socio en ciertas cuestiones como el cambio climático, pero un competidor y un rival sistémico, sigue siendo el enfoque correcto. En las conclusiones publicadas al final de la cumbre, se resumió la discusión como  "el Consejo Europeo celebró un debate estratégico sobre las relaciones de la Unión Europea con China", lo que supone una sola línea en un documento de nueve páginas.

Sin embargo, parece que cada vez se reconoce más que, al igual que con Rusia, la unidad y la solidaridad tendrán más peso, de ahí las críticas por el viaje de Scholz a China el viernes, donde estuvo acompañado por una delegación empresarial. "Da la impresión de que el enfoque es realmente el compromiso económico, la cooperación económica, y creo que no deberíamos hacer lo más. Ese no es el mensaje que necesitamos", ha lamentado Rühlig.

Sin embargo, serán necesarios muchos más debates y decisiones para formular adecuadamente lo que es crítico y lo que es aceptable en términos de propiedad extranjera y reciprocidad. "Estamos dejando que China invierta en infraestructuras críticas europeas, pero China nunca dejaría que una empresa europea hiciera lo mismo", ha subrayado Kratz.

"Estamos mandando una señal negativa de que estamos dispuestos a aceptar este tipo de inversiones, pero lo contrario no es posible".

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