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Hacia un tratado contra los ensayos nucleares

Hacia un tratado contra los ensayos nucleares
Derechos de autor 
Por Euronews
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40 años de ensayos nucleares soviéticos convirtieron una parte de Kazajistán en un erial radioactivo.

Hoy se encuentra aquí el corazón de una zona libre de armas atómicas en Asia Central : un modelo a seguir para el futuro del planeta sin armas nucleares.

El legado de la guerra fría amenaza todavía a Kazajistán, que fue el principal terreno de pruebas para el programa de armas nucleares de la Unión Soviética. Como es este peligroso lago radioactivo formado en el cráter de una explosión atómica de 1965, situado en el hipocentro de la zona de ensayos nucleares de Semipalatinsk.

Aquí se realizaron 456 explosiones atómicas antes de que el sitio fuera clausurado oficialmente hace exactamente 20 años.

Para la Agencia Internacional de Energía Atómica es ejemplar la decisión de Kazajistán de prohibir los ensayos y desmantelar el arsenal nuclear soviético.

Yukiya Amano, Director de la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) asegura que :

“El desarmamento nuclear es necesario y la Agencia Internacional de Energía Atómica puede contribuir a su verificación. Los esfuerzos de no proliferación son esenciales. Los terroristas no deben poseer material nuclear. La implementación de zonas sin armas nucleares propicia un mundo libre de armas nucleares.”

En Astana, capital de Kazajistán, 500 kilómetros al oeste de la zona de ensayos, se celebra un congreso internacional para la no proliferación de armas nucleares, con especialistas de 26 países y 18 organismos internacionales.

Para invitados como la japonesa Chiyoko Motomura, el terror ante una apocalipsis atómica es demasiado real para poderlo olvidar. Ella tenía seis años la mañana en que Nagasaki fue bombardeada.

Este es el testimonio de la superviviente del bombardeo de Nagasaki : “De repente una luz cegadora llenó la cocina. Mi abuela corrió a taparme los ojos, guareciéndome con su cuerpo. Un momento después, el estruendo de la explosión y la onda expansiva golpeó nuestra casa. Las ventanas estallaron y cayeron muchos cascotes y cristales sobre la espalda de mi abuela. Yo resulté ilesa pero muchos otros fueron heridos o murieron por la radiación. A mi abuela desde entonces le dolieron mucho los huesos y poco después falleció.”

La mayoría de los países está de acuerdo en que el mundo sería mejor sin armas atómicas, sin embargo, nueve países, incluyendo a EEUU, han retrasado la ratificación de los tratados de prohibición de ensayos nucleares.

Sam Brownback, Gobernador de Kansas, votó contra este tratado en el Senado estadounidense y afirma que : “Existe un recelo en el Congreso de EEUU, pues si firmamos este acuerdo, tendremos que mantener nuestras obligaciones. Si decimos que no vamos a hacer ensayos nucleares, no haremos más. Pero hay otros países que firman y se comprometen a no hacer más ensayos y sin embargo siguen haciéndolos. Eso es lo que nos preocupa, la desigualdad a nivel del compromiso.”

Debido a esa falta de confianza mutua, la prohibición de los ensayos nucleares no es una ley internacional sino más bien una moratoria que se basa en el voluntariado.

En paralelo, se está desplegando un nuevo dispositivo para poder captar cualquier explosión nuclear, como nos explica Tibor Toth, Secretario ejecutivo de la comisión preparatoria para el Tratado contra los ensayos nucleares: “Disponemos de unos 280 equipos que vigilan el entorno subterráneo, submarino y aéreo. Tenemos 220 equipos de comunicación. En total, 500 equipos supervisan permanentemente la ausencia de ensayos nucleares en todo el planeta. En caso de explosión, estos aparatos graban la onda sísmica que no tiene las mismas características que un terremoto. Nuestro analistas con base en Viena tratan automáticamente los datos. Además de la onda sísmica, un ensayo nuclear produce una reacción que deja determinada cantidad de radionucleidos.”

Hoy día, Semipalatinsk en Kazajistán es el único sitio de ensayos nucleares que ha cerrado sus puertas. Todavía, gran parte del material de este sitio sigue siendo demasiado peligroso para acercarse.

Un mundo sin armas nucleares es quizá hoy día una utopía. Pero muchos creen que es un objetivo a nuestro alcance y la aparición de zonas desnuclearizadas como ésta en Asia Central constituye la promesa de un futuro más seguro.

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