Los trigésimo primeros Juegos Olímpicos en Brasil se celebran en medio de la tormenta, especialmente por el escándalo del dopaje ruso.
Los trigésimo primeros Juegos Olímpicos en Brasil se celebran en medio de la tormenta, especialmente por el escándalo del dopaje ruso. El deporte se ha visto rodeado a menudo de problemas por sustancias prohibidas en los últimos veinte años. Pero este quizás es el mayor.
Más de 110 deportistas del originalmente potente equipo ruso de 387 participantes han visto como se les prohibía la competición en Rio de Janeiro por parte de las federaciones internacionales. La mayoría de ellos, por parte de la federación de atletismo.
Tras una investigación que reveló un programa de dopaje organizado por el Estado, la salomónica decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) fue ampliamente criticada. El COI prefirió no prohibir a la delegación entera de Rusia, sino dejar que fueran las respectivas federaciones quienes lo hicieran en cada caso.
Las autoridades de Moscú denuncian que son víctimas de una conspiración política internacional. El presidente Vladímir Putin afirma que, la ausencia de varios atletas rusos, devaluará las medallas y convertirá en “insulsas” sus victorias.
A pesar de este efecto colateral, los Juegos siguen representando el mayor acontecimiento deportivo del mundo. Pero los expertos consideran que, cuando los consumidores se preguntan sobre la reputación de una marca, esto puede afectar a su percepción. Y, como más grande sea la marca, más grande es el impacto potencial.