Esta foto con 35 jefes de Estado reunidos en Bamako es todo un símbolo de los esfuerzos de este país para organizar la Cumbre África-Francia.
PUBLICIDADEsta foto con 35 jefes de Estado reunidos en Bamako es todo un símbolo de los esfuerzos de este país para organizar la Cumbre África-Francia. Una cita para la que se barajaban otras capitales debido a la amenaza terrorista que aún pesa sobre Mali. Para el presidente Keita ha sido toda una victoria.
“Esta cumbre es todo un éxito, no hay duda. Va a repercutir en la imagen de Mali que será de nuevo atractiva para los inversores extranjeros”, dice el ministro de Finanzas de Mali, Boubou Cisé.
Los inversores extranjeros desertaron el país tras el atentado reinvindicado por Aqmi en noviembre de 2015. Mali, en el corazón del Sahel, es un país estratégico. El gobierno ha querido lanzar esta operación de seducción para evocar las perspectivas de negocio.
“La agricultura es uno de los pilares de la economía maliense, también la ganadería y la minería. Esas riquezas están ahí, el hecho de que hayamos atravesado una crisis y sigamos en pie nos da legitimidad para relanzar todas esas posibilidades económicas. Tenemos que potenciarlas, transformarlas. Con la crisis se ha multiplicado la necesidad de explotar todas esas riquezas”, explica Moussa Ismaila Touré, presidente de la Agencia de Inversiones de Mali.
Tras el golpe militar de 2012 y dos operaciones antiterroristas pilotadas por Francia, Mali ha conseguido limitar la influencia yihadista en el norte del país aunque persiste la amenaza.
“Hace poco más de un año, un gran hotel de la capital maliense fue blanco de un atentado. Hubo 20 muertos. El establecimiento volvió a abrir sus puertas tras ser reforzada la seguridad, esfuerzos que dan fe de la voluntad del país de seguir hacia adelante”, explica Olivier Péguy, enviado especial de Euronews.
¿Cómo mantener la seguridad en un país dos veces más grande que Francia con siete fronteras? desestabilizar Mali implica inflamar toda la región. Desde 2013, las promesas en materia de seguridad contaron con el respaldo de la Unión Africana y la ONU que ha desplegado una misión de estabilización, la MINUSMA.
“No podemos decir que hayamos estabilizado el país del todo en lo que concierne la seguridad de las personas y las infraestructuras. Lleva su tiempo pero tenemos esperanzas de que las cosas se mejoren. Hemos dejado atrás lo peor y la normalidad se instala poco a poco”, comenta Mahamat Saleh Annadif, jefe de la MINUSMA.
Un acuerdo de paz fue firmado en junio de 2015 entre el gobierno y diferentes grupos armados. La conferencia nacional prevista en marzo deberá acelerar este inicio de entendimiento con los jefes rebeldes. Los habitantes del norte de Mali así lo esperan.
“Sentimos una cierta estabilidad allí donde hay presencia de las fuerzas armadas y de los soldados de la ONU. Podemos vivir, reconstruir nuestros pueblos, la esperanza ha renacido”, comenta Oumou Sall Seck, alcaldesa de Goundam.
La seguridad no basta para alimentar esta esperanza, debe estar asociada a una política de desarrollo. El gobierno apuesta por las inversiones agrícolas, la infraestruturas hidráulicas y la energía. ¿Pero y la educación y la sanidad?
“No existe la seguridad duradera, las intervenciones militares no son eficaces si, al mismo tiempo no son acompañados por proyectos de desarrollo. Esos son los dos grandes temas de la cumbre.
Las acciones de las agencias de desarrollo se han visto perturbadas por la crisis y los problemas de seguridad, sentimos sus efectos aún, aunque la comunidad internacional ha decidido volver a confiar en Mali”, explica Rémy Rioux, directo de la Agencia Francesa de Desarrollo.
“Lo más importante es convencer a la gente de que renuncie a la violencia y que podamos alcanzar la cohesión social, dirigirnos hacia una conciencia social sobre nuestro destino como país para que podemos avanzar”, dice Soumeylou Boubèye Maiga, ministro de la Presidencia de Mali.