PEKÍN, 26 ago - Las instituciones financieras de China, incluidos los bancos y las aseguradoras, deberían hacer más por ayudar a las empresas minoristas, de alojamiento, de restauración y de comercio en dificultades tras los recientes brotes de coronavirus en el país, dijo el jueves el Ministerio de Comercio.
La economía china ha recuperado en gran medida los niveles de crecimiento anteriores a la pandemia, pero la recuperación ha sido desigual y la expansión está perdiendo fuerza a medida que las empresas se enfrentan a los esporádicos brotes de COVID-19, los cuellos de botella en el suministro y el aumento de los costos de las materias primas.
Los minoristas que no tienen presencia en línea, los hoteles y los restaurantes se han visto especialmente afectados por los brotes de COVID-19 y los gobiernos locales han puesto en marcha rápidamente normas de distanciamiento físico en el marco de la política de tolerancia cero de Pekín con respecto al coronavirus.
El gobierno es partidario que las instituciones financieras intensifiquen la financiación, incluyendo el estudio de una herramienta de captación de fondos dirigida a las pequeñas empresas y el uso de los ingresos de las emisiones de bonos especiales para ayudar a las pequeñas empresas, dijo el ministerio.
Se insta a los bancos a que no reduzcan las líneas de crédito ni retengan los préstamos a estas empresas, añadió.
En el caso de los exportadores que tienen que hacer frente a los altos precios de las materias primas, el aumento de los costos logísticos y las fluctuaciones monetarias, las aseguradoras deben elevar los seguros para los pedidos de exportación que puedan ser cancelados antes del envío, dijo el Ministerio de Comercio.
La cartera también apoya a las empresas comerciales y de inversión extranjera en la realización de transacciones transfronterizas en yuanes, afirmó, y añade que los bancos deberían explorar la idea de reducir los costos de cobertura para las pequeñas empresas.
El crecimiento de las exportaciones chinas se ralentizó inesperadamente en julio, tras un brote de casos de COVID-19, impulsado en gran medida por la variante Delta, más infecciosa. Las perturbaciones causadas por las recientes condiciones meteorológicas extremas también obstaculizaron la actividad económica.