Las ciudades que prosperarán en el futuro serán las que consigan que la gente camine más

Cómo será la Vía Laietana de Barcelona tras su transformación en el marco del proyecto de la Supermanzana
Cómo será la Vía Laietana de Barcelona tras su transformación en el marco del proyecto de la Supermanzana Derechos de autor Ayuntamiento de Barcelona
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Por Gaia Lamperti
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A raíz de la Covid-19 estamos más dispuestos a pasar más tiempo al aire libre. Las ciudades que faciliten a sus habitantes caminar disfrutarán de los numerosos beneficios tanto para la economía como para la salud.

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La pandemia de coronavirus ha cambiado muchos aspectos de nuestra vida. Uno de ellos ha venido impulsado de la mano de responsables políticos y planificadores urbanos que se han centrado cada vez más en la creación de entornos para peatones.

"La pandemia de la Covid-19 puso de manifiesto las necesidades fundamentales de las poblaciones urbanas, cómo y dónde pasan tiempo las personas en sus ciudades", ha explicado a Euronews Next Richard Lambert, director del grupo de reflexión sobre transporte urbano y empresa social Fare City, con sede en Londres.

"Esto ha llevado a pedir que los cambios temporales en el uso del espacio en las ciudades sean permanentes y que se aborden los problemas de equidad en torno a la falta de acceso de muchas poblaciones urbanas a espacios abiertos, verdes y amigables para las personas", añadió.

Ciudades resistentes al clima

Sin embargo, incluso antes de que estallase la pandemia, ya se estaban aplicando en todo el mundo políticas urbanas encaminadas a lograr sistemas de transporte más sostenibles, para intentar resolver los enormes retos a los que se enfrentan las ciudades.

Las urbes contribuyen al 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, siendo el transporte el responsable del 21% de las mismas. Tanto caminar como usar la bicicleta puede reducir drásticamente las emisiones y es la forma más rápida y eficiente de descarbonizar el transporte.

En opinión de Lambert, esto será fundamental para "abordar el reto de cómo crear ciudades resistentes al clima y más habitables que mejoren la calidad de vida ya que se espera un aumento constante de la población urbana en todo el mundo junto con un clima global cambiante".

Entre las 12 tendencias que configurarán el futuro de las ciudades previstas por Deloitte, al menos cuatro están estrictamente relacionadas con hacer los entornos urbanos más transitables mediante la creación de espacios verdes, favorecer las comunidades saludables, diseñar barrios de 15 minutos y adoptar sistemas de movilidad inteligentes y sostenibles.

Ya hay muchos ejemplos de grandes centros urbanos en todo el mundo que fomentan los desplazamientos a pie entre sus habitantes invirtiendo en ambiciosos planes.

Es el caso del proyecto de la Supermanzana de Barcelona, una zona de nueve manzanas cerradas al tráfico que crea vías peatonales y amplias franjas de espacio verde en lo que Lambert califica de "gran modelo de reasignación del espacio de los coches a las personas, centrado en manzanas residenciales y de uso mixto".

Ayuntamiento de Barcelona
Impresión artística de la Placa Rocafort de Barcelona como parte de su transformación en una SupermanzanaAyuntamiento de Barcelona

Centros urbanos aptos para las personas

Pero la verdadera transformación de nuestras ciudades en centros más transitables no se limita a la reducción de las emisiones climáticas y al cumplimiento de los objetivos de cero emisiones. También hay que tener en cuenta el impacto que los desplazamientos activos pueden tener en la calidad de vida y en las propias comunidades.

"Una parte fundamental es garantizar que las calles y los espacios sean accesibles para personas de todas las edades, géneros, etnias, capacidades y entornos socioeconómicos", asegura Lambert.

"Integrar zonas accesibles para las personas con sistemas de transporte sostenibles es importante para dejar de depender de los medios de transporte privados".

Por último, pero no por ello menos importante, una ciudad debe hacer que la gente quiera caminar. Esto se consigue a través de opciones atractivas como una red de paseos, sostiene Lambert, que abarquen la estética y la sensación de los distintos entornos, como por ejemplo, el verdor, la seguridad, el ruido, la temperatura, la longitud, etc.

Un excelente ejemplo de un plan de desplazamiento activo minuciosamente planificado y diseñado con buen gusto que está aportando mejoras tangibles a la comunidad local, además de reordenar el paisaje, puede encontrarse cerca de Cambridge (Inglaterra).

Waterbeach, un plan maestro de amplias infraestructuras de transporte sostenible dentro y fuera de las instalaciones, incluye una serie de senderos junto al agua que se conectan con rutas fuera de las instalaciones y enlazan con los pueblos cercanos, los centros de empleo y la propia ciudad de Cambridge.

"Hay muchas maneras de evitar la dependencia del coche, hay que hacerlo de forma temprana ya que es mucho más difícil acabar con estos hábitos más tarde. Desde establecer una combinación del uso del suelo que reduzca la necesidad de viajar hasta invertir en infraestructuras desde el primer día", cuenta a Euronews Next Stina Hokby, socia del estudio de arquitectura y diseño urbano detrás del proyecto, Fletcher Priest Architects.

"La infraestructura creada para peatones desempeña un papel fundamental a la hora de facilitar la elección de formas de transporte sostenibles en lugar del coche".

El proyecto se ha diseñado pensando en un estilo de vida saludable, ya que incorpora instalaciones deportivas, carriles para bicicletas, zonas de juego y 17.000 árboles recién plantados.

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Urban & CivicFletcher Priest Architects
Vista aérea de la futura urbanización de Waterbeach en CambridgeUrban & CivicFletcher Priest Architects

Beneficios económicos y sociales

Además de los evidentes beneficios para la salud, los desplazamientos activos también reportan enormes beneficios a la economía de una ciudad. Los estudios demuestran que entre ellos se encuentran la mejora del entorno urbano, el empleo y el gasto directo, además del ahorro financiero en el sector sanitario y un crecimiento generalizado e integrador.

"Las personas que van a pie o en bicicleta son más propensas a gastar más en las tiendas que las que van en coche", afirma Lambert.

"Además, se ha demostrado que los valores inmobiliarios y de la propiedad aumentan cuando los lugares y las calles son más fáciles de recorrer a pie, aunque esto puede repercutir en la equidad de acceso a la vida en las ciudades".

Esto se debe a que las zonas con menor volumen de tráfico tienen más probabilidades de fomentar las conexiones sociales entre las comunidades y, por tanto, de aumentar los niveles percibidos de habitabilidad.

Y lo que es más importante, los planes de desplazamiento activo son uno de los usos más eficaces del espacio para abordar los problemas de desigualdad y aumentar la inclusión social en el entorno urbano.

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Está claro que los desplazamientos a pie o sobre ruedas pueden considerarse las formas de movilidad más equitativas, ya que son las menos costosas y en gran medida gratuitas, afirma Lambert.

"La clave es garantizar que los espacios y las calles de las ciudades que trabajan para promover los desplazamientos activos lo hagan pensando en todos los usuarios y poblaciones de la ciudad, no solo en los que actualmente utilizan el espacio o se desplazan de ese modo", concluye.

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