Lecciones de Chernóbil y Fukushima: ¿está Europa preparada para responder ante un accidente nuclear?

Dudas sobre la seguridad de la energía nuclear a la hora de apoyar la tansición a las renovables.
Dudas sobre la seguridad de la energía nuclear a la hora de apoyar la tansición a las renovables. Derechos de autor Canva - Euronews
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La invasión rusa de Ucrania ha cortado en numerosas ocasiones el suministro de electricidad del país, provocando apagones en la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. Los demás reactores nucleares del continente envejecen -se construyeron hace una media de 36,6 años-.

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Hace exactamente doce años, un gran terremoto y un tsunami provocaronel segundo peor accidente nuclear de la historiaen la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi.

El aniversario de la catastrófica fusión que transformó en desplazadas a 160 000 personas y costó al Gobierno japonés más de 176 000 millones de euros debería ser por sí mismo suficiente recordatorio de la amenaza potencial de un vertido nuclear. Pero recientemente, una serie de acontecimientos han hecho saltar las alarmas en Europa.

Los cortes de electricidad en Zaporiyia

La invasión rusa de Ucrania ha cortado en numerosas ocasiones el suministro de electricidad del país, provocando apagones en la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. Allí se necesita energía para evitar que los reactores se sobrecalienten, como en la catástrofe radiactiva de Chernóbil de 1986. 

Mientras tanto, los demás reactores nucleares de Europa envejecen -se construyeron hace una media de 36,6 años-. En recientes revisiones en Francia se han detectado grietas en varios de ellos.

Algunos especialistas en energía han advertido de que los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático podrían suponer una grave amenaza para los cientos tres reactores nucleares de la UE, que producen aproximadamente una cuarta parte de la electricidad generada en territorio comunitario.

Jan Haverkamp, experto en energía nuclear y política energética de Greenpeace, asegura que las posibilidades de que Europa sufra un gran accidente como el de Fukushima son ahora "realistas" y "deberíamos tenerlas en cuenta. No estamos debidamente preparados", comenta a Euronews Next.

Los riesgos de apostar por la energía nuclear para reducir las emisiones de CO2

La Comisaria de Energía Kadri Simson mantiene que la columna vertebral del futuro sistema eléctrico sin emisiones de dióxido de carbono de la UE serán las energías renovables apoyadas por la nuclear.

"La realidad es que estas renovables necesitarán complementarse con una producción estable de electricidad de carga base. Por eso la energía nuclear es una solución real", dijo en noviembre en el 15º Foro Europeo de Energía Nuclear.

El reto que plantea esta estrategia de alimentar las energías renovables con energía nuclear es que depende de que las centrales nucleares envejecidas sigan funcionando.

Centrales nucleares antiguas

Cinco de los seis escenarios posibles que aparecen en el Informe sobre las Energías del Futuro -estudio encargado por el Gobierno francés- proponen que, para pasar a un sistema de energía neta cero en 2050, las renovables tendrían que depender de varias centrales nucleares existentes.

La lógica de utilizar centrales antiguas es que "no podemos fabricar suficientes reactores antes de esa fecha", asegura Haverkamp. 

La Autoridad Francesa de Seguridad Nuclear (ASN) está de acuerdo: "El ritmo de construcción de nuevos reactores nucleares para alcanzar el escenario propuesto sería difícilmente sostenible", afirma en un informe de 2021.

¿Son seguras las centrales nucleares antiguas?

Según las ASN, solo puede alcanzarse un buen nivel de seguridad nuclear y protección contra las radiaciones si los titulares de las licencias nucleares asumen plenamente su responsabilidad al respecto. En otras palabras, son los operadores de las centrales, bajo la supervisión de reguladores nacionales independientes, los principales responsables de la seguridad de sus instalaciones.

El mantenimiento de una central nuclear depende de una serie de factores, como su diseño y su historial de supervisión. Pero hay otras variables que entran en juego, como seres humanos propensos a cometer errores, terremotos, tsunamis, incendios, inundaciones, tornados o incluso atentados terroristas.

La catástrofe de Fukushima en 2011 afectó a una central nuclear de más de cuarenta años. El accidente se atribuyó en parte a fallos de diseño y medidas de seguridad inadecuadas.

Adelantarse a los retos del cambio climático

Las modernizaciones de las centrales envejecidas pueden reducir el riesgo en ciertos aspectos, apunta  Haverkamp, "pero sigue existiendo un riesgo: puede ir mal, simplemente porque sigue operando". 

Francia tiene uno de los mejores historiales de seguridad nuclear del mundo. Sin embargo, Bernard Doroszczuk, director de su organismo de control de la seguridad nuclear, declaró a principios de año que era necesaria una "revisión sistémica" para "examinar y justificar individualmente la capacidad de los reactores más antiguos para seguir funcionando más allá de cincuenta o incluso sesenta años", permitiendo al mismo tiempo anticiparse a los nuevos retos que plantea el cambio climático.

Esta misma semana, la empresa francesa de electricidad EDF ha informado de defectos "no insignificantes" en las tuberías de refrigeración de dos reactores del norte y el este del país.

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Las grietas, situadas en el circuito que inyecta agua para enfriar el sistema en caso de emergencia, no se consideraron peligrosas porque los reactores estaban en mantenimiento, pero su descubrimiento ha reavivado los debates sobre las estrategias de Francia para supervisar sus intalaciones nucleares.

¿Están seguras las personas que viven cerca de una central nuclear?

Hay otro elemento de la seguridad nuclear especialmente importante: la densidad de población en torno a las instalaciones. Las zonas habitadas por millones de personas son mucho más complejas de evacuar que las casi vacías.

Tras el accidente de Fukushima en marzo de 2011, Declan Butler, periodista de la revista científica Nature, se asoció con la NASA y la Universidad de Columbia para realizar un estudio en el que se comparaban las densidades de población en torno a las centrales nucleares del mundo.

En el momento en el que Butler publicó su estudio, dos tercios del parque nuclear mundial tenían una mayor densidad de población en un radio de treinta kilómetros que Fukushima, donde vivían 172 000 personas en el momento del desastre.

Concretamente, el estudio descubrió que las densidades de población en torno a los reactores nucleares eran mucho mayores en Europa que en torno a Fukushima.

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En Francia, por ejemplo, Butler calculó que alrededor de 930 000 personas vivían en un radio de treinta kilómetros de Fessenheim, solo una de las varias centrales del noreste del país. 700 000 personas vivían alrededor de la central de Bugey, a treinta y cinco kilómetros al este de Lyon, la tercera ciudad más grande de Francia.

Supuestas situaciones demasiado improbables

Mientras intentaba dar sentido a algunas incongruencias de seguridad, Butler también se topó con el concepto de "más allá de la base de diseño", una noción que implica que algunos escenarios catastróficos no se tienen plenamente en cuenta en el proceso de diseño porque se consideran demasiado improbables.

La central de Fukushima Daiichi, por ejemplo, estaba situada en una zona con una probabilidad relativamente baja de terremotos y tsunamis en el mapa de riesgo sísmico de Japón. Por tanto, el hecho de que no estuviera preparada para hacer frente a peligros medioambientales tan drásticos se debió en parte a que "superaba la base de diseño": el terremoto y el tsunami fueron más potentes de lo que la central estaba diseñada para soportar.

¿Hemos aprendido algo de lo ocurrido en Chernóbil y Fukushima?

Haverkamp afirma que el trabajo se ha centrado sobre todo en la preparación técnica para prevenir accidentes nucleares. Pero no en la preparación ante emergencias o de la población.

"Me temo que todos los países nucleares de la UE no están suficientemente preparados para gestionar la situación en caso de accidente", comenta. "Si tuviéramos uno en Europa, acabaría de nuevo en caos, como ocurrió en Fukushima".

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En opinión de Irwin Redlener, académico estadounidense y experto en medicina de catástrofes, hemos aprendido mucho de Fukushima:

"El problema es que hablamos de las lecciones, pero luego no las aplicamos", comenta a Euronews Next.

La humanidad ha mejorado en la respuesta a pequeñas emergencias como grandes incendios de edificios, pequeñas tormentas y ventiscas. Pero cuando se trata de desastres a gran escala, como incidentes nucleares  "nuestra capacidad de respuesta sigue siendo disfuncional", explica, "porque no estamos preparados para ellos".

Somos víctimas de "actos aleatorios de preparación sin un plan cohesionado".

¿Qué hacer en caso de accidente nuclear?

Varias organizaciones internacionales ofrecen materiales que explican qué hacer en caso de emergencia nuclear. La Cruz Roja es solo una de ellas.

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"Hay dos cosas que obstaculizan la preparación mundial", mantiene Redlener. La primera es lo que llama "la ilusión de seguridad", y la otra, los "ciudadanos desinformados y desinteresados".

La ilusión de seguridad o "teatro de la preparación", comenta, es la fantasía de que "de alguna manera sabemos lo que estamos haciendo, o que sabemos lo que haremos" cuando nos enfrentemos a un acontecimiento catastrófico de este tipo. Pero hay una serie de acciones sencillas que podemos hacer tras un incidente nuclear que podrían "salvarnos la vida si las conociéramos", añade.

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