La Unión Europea ha cerrado filas con el acuerdo sellado en 2015 entre Irán y Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania, frente a la amenaza de ruptura del presidente de EE.UU. El encuentro llega en un momento de incertidumbre sobre la posición de Trump, que podría imponer sanciones económicas a Teherán.
El ministro francés de Asuntos Exteriores confía en que esto no pase. “Este acuerdo de no proliferación mundial es esencial y no hay alternativa. Es importante que todas las partes interesadas respeten este compromiso y que, por tanto, nuestros aliados estadounidenses también lo respeten”, ha advertido.
El bloque comunitario reconoce que en otras cuestiones hace falta darle un toque a Teherán. Según el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, “en paralelo, deberíamos centrarnos en lo que Irán puede hacer para ayudar a resolver la crisis de Yemen, ayudar a impulsar la paz en Siria y resolver otras cuestiones en la región”.
En cambio, se han negado a hablar, al menos publicamente, de las protestas de las últimas semanas en contra de las políticas del gobierno. Por ello, a pocos metros de la sede de la Comisión Europea, decenas de manifestantes iraníes han protestado por la situación interna en el país, en concreto, la falta de libertades, y han pedido a la UE que se pronuncie en favor de los derechos de los ciudadanos.