La catedral de Santiago de Compostela, que ha sido restaurada con mimo para este Año Santo 2021, ya ha visto a los fieles haciendo cola para entrar por la puerta Santa que sólo se abre cuando el día de la festividad de Santiago, el 25 de julio, coincide con un domingo.
Desde el siglo X, la ciudad gallega es destino de peregrinación tras descubrirse la tumba de Santiago el Mayor durante el reinado Alfonso II (792-842) en lo que era entonces un campo bajo las estrellas.
La ciudad se construyó entorno a la primera iglesia que cobijó el cuerpo del Apóstol y desde entonces millones de peregrinos han recorrido las mismas rutas, a pie, a caballo, en carruajes y ahora en bicicleta.
La peste, el cólera y otras enfermedades no impidieron que cesase ese flujo, más o menos constante, de caminantes hacia el faro de la torre de la Berenguela, donde antiguamente se encendía una hoguera en la parte mas alta, hoy una luz roja parpadeante, para que por la noche los peregrinos se pudieran guiar en la última etapa.
La pandemia de COVID-19 es un nuevo capítulo en esta larga historia pero el papa Francisco, consciente de las circunstancias, ha excepcionalmente prolongado el Año Santo hasta 2022 para que todos los que quieran puedan ir a hacerse perdonar sus pecados entrando por la puerta Santa.
