Ni Estados Unidos, ni Corea del Sur tolerarán un programa nuclear norcoreano. El mensaje es claro, tan claro como la necesidad destacada por George Bush y su homólogo surcoreano, Roh Moo Hyun, de que el alto el fuego decretado entre ambas partes de la península coreana por la guerra entre 1950 y 1953 sea reemplazado por un tratado de paz.
Pyongyang se comprometió a renunciar a su arsenal atómico y adherirse al Tratado de No Proliferación Nuclear si se le suministra un reactor atómico de uso pacífico.
Una posibilidad que Bush no ha descartado cuando “llegue el momento apropiado y se haya verificado el desarme”, declaró en rueda de prensa, mientras dos manifestaciones intentaban hacerse sombra, una contra Corea del Norte y pro Bush, otra contra la política del presidente norteamericano en Asia, contra la guerra y contra el
APEC.
La cumbre del
APEC empieza mañana en Pusan, uno de los principales puertos mundiales donde las 21 naciones de la Asociación van a hablar sobre todo de la liberalización del comercio mundial y también de la gripe aviar y del daño que pueda causar a sus economías.