El actual gobierno de Estados Unidos quiere entregar 12.500 millones de euros a los gigantes del sector para rescatarlos de la crisis. Una medida que ha respaldado el presidente electo aunque a cambio exige responsabilidad y sacrificio.
Obama ha criticado los excesos de esta industria y a sus directivos además de pedir que se reestructure y se adapte a los tiempos: “con la ayuda a corto plazo que les va a dar este paquete, las empresas de automóviles deben unir a todos sus empleados, incluyendo trabajadores, vendedores y suministradores, para tomar las decisiones necesarias para que sean viables a largo plazo. No deben desaprovechar esta oportunidad para reformar su mala gestión”.
Los dos grandes beneficiados de este plan son General Motors y Chrysler mientras que Ford espera recibir más adelante una ayuda de unos 6.500 millones de euros. Sin embargo los analistas no se entusiasman: “depende de cómo se comporte la economía, de las ventas. Enero y febrero no son meses de grandes ventas pero aun así este plan les va a dar un respiro”.
Obama no ha dicho si modificará este plan cuando se haga cargo del poder en enero. A partir de entonces podrá cambiar las reglas del rescate o hacer más flexibles las condiciones.