Francia se aprieta el cinturón con la vista puesta en el déficit. El gobierno socialista ha presentado los presupuestos de 2013, que son los más austeros en 30 años y cruciales para la credibilidad del presidente, François Hollande, ante sus socios europeos. El objetivo es reducir el déficit público anual del 4,5% al 3% del PIB:
- “En esta Europa que cambia de orientación”, decía el primer ministro, Jean-Marc Ayrault. “Francia debe desempeñar un papel particular. Lo hace desde el día en que el presidente de la República asumió el poder y lo seguirá haciendo. Este presupuesto es un movimiento político mayor, un acto de confianza, un acto de movilización”.
Las medidas de ajuste, que comprenden subidas de impuestos y recorte de gastos, tienen un valor de 30.000 millones de euros y se basan en unas previsiones de crecimiento de un 0.8% del PIB.
La oposición cree que producirán el efecto contrario al deseado: “Provocarán una recesión”, explica la exministra conservadora Valerie Precresse. “Los impuestos golpearán a unas empresas que no invertirán más ni crearán empleo y a unos hogares que no consumirán más ni crearán empleo”, sentencia.
La crisis ha erosionado notablemente la popularidad del presidente Hollande. Por primera vez en 13 años, Francia ha superado los 3 millones de parados y la deuda pública ha alcanzado el 91% del PIB.