Falta sólo un día para la gran manifestación de la oposición tailandesa, que pretende dejar la capital, Bangkok, completamente aislada, y ahora, el opositor Partido Demócrata anuncia su boicot a las elecciones anticipadas del próximo 2 de febrero.
Se trata de una nueva medida de presión después de que, a principios de mes, dimitieran en bloque sus 150 parlamentarios.
Quieren la suspensión de los comicios, la dimisión del gobierno interino y una reforma del sistema electoral antes de ir a las urnas.
“Todos sabemos que si vamos a votar, continuaremos teniendo a todos esos diablos en el parlamento”, dice Prenee Kosri, una joven manifestante.
La semana pasada, tras una multitudinaria manifestación, la primera ministra Yinluck Sinawatra, anunció la fecha de los comicios, y ha dicho por activa y por pasiva que no piensa cambiarla, mientras sigue de gira por el norte del país, donde tiene a su feudo electoral.
Pero la oposición quiere un “consejo popular” no electo que reforme un sistema político que ven infectado de corrupción y nepotismo. Lo califican como el “régimen de Thaksin”, refiriéndose al hermano de la primera ministra, exiliado desde 2006 y condenado por corrupción.