El segundo tramo de las durísimas sanciones impuestas por Washington tienen por objetivo asfixiar el negocio del petróleo iraní y las operaciones tanto del Banco Central iraní como del resto de entidades financieras del país.
PUBLICIDADEl segundo tramo de las durísimas sanciones impuestas por la administración Trump a Irán entraba el lunes en vigor.
Tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear, un primer tramo limitaba desde agosto la capacidad del régimen iraní para comprar dólares, oro, o metales preciosos. El rial iraní empezó a caer en picado llegando a un cambio en el mercado negro de más de 100.000 riales por un dólar (el cambio oficial es de 42.000 riales por un billete verde).
En esta ocasión, el negocio del petróleo y las operaciones del Banco Central iraní son el objetivo de las medidas adoptadas por Donald Trump.
Washington ha puesto especial interés en el sector de la marina mercante iraní, operadores portuarios, barcos y astilleros.
También afectan a la Compañía Nacional de Petróleo Iraní (NIOC) encargada de la producción y distribución de hidrocarburos, a su filial suiza que negocia los contratos de venta de petróleo y de gas, y a la sociedad encargada del transporte del crudo iraní por vía marítima a todo el mundo.
También están afectadas todas las transacciones a través de la plataforma global de mensajes y pagos Swift, tanto con el Banco Central iraní como con el resto de entidades financieras del país. Además, en el memorándum de sanciones figuran la prestación de servicios de seguros y de cobertura de riesgos.
Sólo ocho países (China, Grecia, India, Italia, Japón, Corea del Sur, Turquía y Taiwán) podrán seguir comprando petróleo iraní temporalmente durante seis meses.