Rebelión de los chalecos amarillos: ¿Quiénes son y qué quieren?

Rebelión de los chalecos amarillos: ¿Quiénes son y qué quieren?
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Por Rafael CerecedaJoël Chatreau
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Los "Gilets Jaunes", los chalecos amarillos son un movimiento que se define como apolítico, con muchas vertientes y reivindicaciones. Intentamos explicar las líneas generales, y algunos matices.

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Las imágenes de París en llamas el pasado dos de diciembre, los saqueos, el Arco del Triunfo destrozado y rodeado de gases lacrimógenos, han dado la vuelta al mundo. Pero también son engañosas. Los Gilets Jaunes, los chalecos amarillos son un movimiento difuso, sin líderes ni portavoces y con reivindicaciones muy diferentes. Tanto la extrema derecha como la izquierda han intentado apropiárselo, o al menos mostrar su apoyo.

Emmanuel Macron ha intentado calmar las iras de los chalecos amarillos declarando el "Estado de Emergencia Económico y Social" y accediendo a subir algunas franjas del salario mínimo o las pensiones. Macron ha pedido disculpas, a su manera. Sin embargo no está claro si estos gestos conseguirán calmar a los chalecos amarillos. Muchos llaman ya a un "Acto V" de protestas el sábado 15 de diciembre, empezando por el excandidato presidencial Jean-Luc Melenchon.

El martes 4 de diciembre el Gobierno francés había tendido la mano a algunas de sus principales reivindicaciones, al menos temporalmente. "Ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación" ha dicho, al tiempo que anunciaba la suspensión por seis meses de los impuestos a los carburantes, la subida de precios de la energía y el endurecimiento de la inspección técnica de vehículos que iba a dejar los vehículos más antiguos y contaminantes en la cuneta.

Lee también: Victoria de los chalecos amarillos: Gobierno francés da marcha atrás y suspende subidas de impuestos

Detallamos las claves de esta rebelión inédita.

Reuters
Disturbios frente al Arco del Triunfo, un símbolo.Reuters

¿Cómo nace esta protesta?

El movimiento se inicia como respuesta al impuesto a los carburantes propuesto por el Gobierno. Aunque el Ejecutivo de Edouard Philippe ha intentado por activa y por pasiva justificar la medida en la lucha contra el cambio climático, el rechazo de los ciudadanos no ha parado de crecer.

Para muchos, este presupuesto extra en carburantes supone un duro golpe a la economía familiar. Especialmente en zonas rurales en las que los transportes públicos son deficientes o inexistentes.

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Al mismo tiempo una de las primeras medidas de Emmanuel Macron como presidente fue reformar el impuesto sobre el Patrimonio y otras medidas fiscales favorables a las grandes fortunas. Por otro lado, era una de sus promesas de campaña.

Cierto es que el Ejecutivo ha suprimido impuestos impopulares como la tasa de la vivienda, que no tendrán que pagar el 80% de los hogares. Pero la percepción de que Macron es "el presidente de los ricos" prevalece.

[Hemos hablado con "el primer chaleco amarillo", que tuvo la idea de usarlo como símbolo.](Hablamos con el primer chaleco amarillo: "si todo el mundo fuera más rico seríamos más felices") Y nos contaba la deseseperación de muchos. Nuestros corresponsables también han hecho algunos "retratos" de la gente que lleva semanas protestando en la calle.

La larga tradición de lucha por la justicia social de Francia se ha despertado y va a ser difícil de calmar. Muchos manifestantes evocan orgullosos Mayo del 68 o incluso la Revolución Francesa de 1789.

¿Qué piden los chalecos amarillos?

El precio de la gasolina solo fue un detonante. Con el tiempo, las reivindicaciones se han extendido, y se han convertido en algo más difuso.

Cabe recordar que Emmanuel Macron fue elegido como un rechazo a los partidos políticos tradicionales (y para frenar la exterma derecha de Marine Le Pen). Para los chalecos amarillos Macron ha traicionado el mandato, así que una de las reivindicaciones más repetidas es la dimisón pura y simple del presidente.

Recientemente presuntos representantes de los chalecos amarillos han presentado a los medios de comunicación y los políticos una lista de 42 reivindicaciones, que van de la vivienda a la bajada de impuestos, un aumento de salario mínimo... pasando por la subida de impuestos a las grandes empresas y las grandes fortunas.

Un denominador común: mantener o aumentar el poder adquisitivo de los franceses, y la justicia social (también piden que no haya personas sin hogar).

Otra de las medias propuestas es la supresión del Senado, o la bajada del sueldo a los ministros. También exigen al Estado que deje de intentar promover los coches eléctricos y que apueste por desarrollar los vehículos de hidrógeno, realmente ecológicos.

En resumen, llaman a "cambiar el sistema" y piden extender el mensaje en otros países.

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¿Quiénes son?

Se trata de un grupo muy heterogéneo, pero una de las bases son los jóvenes en paro o con empleos precarios, jubilados con pensiones bajas o "mileuristas" que ganan el salario mínimo. En las zonas rurales, donde muchos dependen del vehículo privado para desplazarse, la tasa sobre los carburantes ha sido la gota que ha colmado el vaso.

También hay militantes de izquierdas, de derechas y de centro. Un sondeo reciente, antes de las imágenes de guerra del fin de semana en París, estimaba que el 80% de los franceses les apoyaba.

Se organizan en grupos de Facebook y en menor medida en Twitter y aplicaciones de mensajería. Hay grupos locales, nacionales, regionales...

Las últimas encuestas cifran en 72% el apoyo después de los incidentes de París.

El Frente Nacional de Marine le Pen apoya la protesta desde el primer momento, pero también Jean-Luc Melenchon y su Francia Insumisa, así que son difíciles de etiquetar.

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Algunos militantes y expertos critican que el Gobierno está abogando por la "estrategia del caos", permitiendo que la protesta se desborde para dañar su imagen y crear divisiones.

El sábado pasado el Ministerio del Interior estimaba en algo más de 120.000 el número de manifestantes en toda Francia. Aproximadamente la mitad que el sábado anterior. Pero las únicas cifras son las oficiales, porque no hay partidos ni sindicatos para hacer otras estimaciones.

Uno de los problemas a los que se enfrentan los "Gilets Jaunes" es que no tienen portavoces ni representantes, y cuando los han tenido, han sido rechazados por la base.

Esto también es un problema para el Gobierno, que no tiene interlocutores legítimos con los que negociar.

Reuters

¿Apoyan la violencia que hemos visto en París?

Lo más vistoso hasta ahora, además de los chalecos fluorescentes en sí mismos, ha sido la "quema de París" del pasado fin de semana. Sin embargo los chalecos amarillos también se han manifestado por toda Francia bloqueando peajes (y haciéndolos gratuitos), rotondas o gasolineras... Casi siempre en un ambiente amable y festivo.

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Muchos chalecos amarillos rechazan lo ocurrido en París. Otros lo entienden aunque no lo compartan y otros dicen que "no hay revolución sin violencia".

Entre los 412 detenidos el sábado en París hay de todo. Hay, "radicales profesionales" como decía el ministro del Interior Christophe Castaner, de izquierda, de derechas y jóvenes que sólo buscan el caos para robar.

Pero también hay un fenómeno de masas: gente "normal", sin historial delictivo, que se dejaron llevar por el ambiente y la euforia que reinaba el sábado en París. El procurador de París Remy Heitz los describe como "vándalos de circunstancia". Hombres de 30 a 40 años "normales" sin extremismo ideológico y que no son especialistas de la manifestación. De hecho algunos de los destrozos y pillajes se cometieron con el rostro descubierto.

La mayoría de responsables de la batalla campal de París, son militantes de extrema izquierda y ultra derecha.

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