Las fuerzas de autodefensa de Japón realizan su simulacro anual con fuego real a los pies del monte Fuji, en la prefectura de Shizuoka, con unos 3.100 soldados y 45 tanques y vehículos blindados que participan en el ejercicio militar de dos horas de duración.
El Ministro de Defensa Nobuo Kishi defiende que Tokio debe potenciar su ejército a un "ritmo radicalmente diferente" al del pasado para contrarrestar la creciente capacidad de Pekín, y advierte de que la brecha entre las fuerzas armadas de Japón y las de China "crece cada año".
Estados Unidos lleva tiempo presionando a Japón y a sus aliados para que aumenten su capacidad militar.