Aplastar y gritar: neerlandeses encuentran nuevas formas de desahogar frustraciones del COVID-19

Aplastar y gritar: neerlandeses encuentran nuevas formas de desahogar frustraciones del COVID-19
Aplastar y gritar: neerlandeses encuentran nuevas formas de desahogar frustraciones del COVID-19 Derechos de autor Thomson Reuters 2022
Por Reuters
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Por Esther Verkaik

ÁMSTERDAM, 6 ene - Los hermanos gemelos Steven y Brian Krijger, uno con un mazo y otro con una palanca, sonríen mientras se turnan para pulverizar un Peugeot 106 pintado con espray con las palabras "P*** COVID".

Ambos participan en "CarSmash", un proyecto neerlandés cuyo objetivo es ofrecer a los ciudadanos confinados formas de liberar la ira y la frustración acumuladas durante la pandemia que entra en su tercer año.

Los bares, restaurantes y la mayoría de los comercios neerlandeses llevan cerrados desde mediados de diciembre, cuando entraron en vigor las restricciones que el gobierno -que lucha por contener el número récord de casos de coronavirus- no revisará hasta el 14 de enero.

"No hay nada que hacer estos días", dice Brian. "No podemos trabajar porque, como tenemos un bar, estamos cerrados. Así que pensamos en soltar algo de esa frustración y destrozar un automóvil".

Merlijn Boshuizen, quien dirige "CarSmash" desde un cementerio de automóviles en Vijfhuizen, cerca de Ámsterdam, dice que los clientes empiezan pintando con espray "lo que está presente en sus vidas" en el vehículo elegido.

"En el momento en que empiezan a destrozar el automóvil, les pedimos que cierren los ojos, que sientan sus pies en el suelo, que sientan la fuerza, cada vena de su cuerpo, que sientan lo que están haciendo, y que de ese modo intenten sacar eso de sus vidas".

A pocos kilómetros al sur, en La Haya, la profesora de canto Julie Scott dirige "Screech at the Beach" ("Chilla en la playa", en español), un programa con objetivos similares que desarrolló mientras buscaba "algo físico y algo para liberar parte de la tensión" acumulada por no poder trabajar en interiores.

Frente al viento, codo con codo con Julie, mientras azotaba el mar, la clienta Rozemarijn Kardijk saltaba hasta quedarse sin aliento mientras intentaba reprimir una carcajada.

"Puedes simplemente... ¡Guau! Dejarte llevar", dijo Rozemarijn, una secretaria de dirección que espera aprender a hablar con más confianza en su vida profesional.

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