MADRID, 10 feb - España levantó el jueves la obligación de llevar mascarillas en el exterior mientras los contagios de COVID-19 siguen retrocediendo desde niveles récord, pero algunos españoles, recelosos del contagio, optaron por seguir cubriéndose la cara.
"Y con la mascarilla me siento protegida, sobre todo si hay mucha gente", dijo Julia de Isidro, de 50 años, que trabaja en la Biblioteca Nacional de España.
"Voy a seguir poniéndomela, lo que ocurre es que, en espacios en los que hay menos probabilidad de que pueda coger nada me la voy a quitar", dijo a Reuters a la salida de la biblioteca en la arbolada avenida de Recoletos de Madrid.
Al igual que ella, muchas otras personas llevaban mascarillas desechables en las calles de Madrid el jueves por la mañana.
La incidencia acumulada de COVID-19 en el país, medida en los 14 días anteriores, se ha reducido a la mitad en tres semanas, bajando a 1.692 casos el miércoles desde un pico de 3.397 casos por cada 100.000 el 17 de enero, lo que ha llevado a las autoridades de todo el país a suavizar las restricciones.
Las mascarillas siguen siendo obligatorias en los espacios cerrados y en el transporte público, pero casi todas las comunidades autónomas han eliminado la exigencia de presentar el pasaporte COVID para entrar en bares y discotecas.
Paul Latham, un británico de 42 años que vive en Madrid desde hace un año, se alegra de poder salir por fin de casa sin cubrirse la cara.
"Es genial, es agradable poder vivir de nuevo con libertad, supongo, y no estar pensando constantemente en llevar una mascarilla. Me encanta".