Por Leigh Thomas
PARÍS, 7 mar - Cuando Emmanuel Macron inicie su campaña para un segundo mandato en las elecciones presidenciales de abril, puede contar con un boom económico que los votantes franceses no han visto en una generación para impulsar su candidatura.
Con el crecimiento económico en alza y la reducción del desempleo, Macron puede señalar un aluvión de datos que demuestran que ha relanzado a la segunda economía de la zona euro, aunque las consecuencias de la crisis de Ucrania pueden distraer de su historial económico.
Al anunciar el pasado jueves que se presentaría a la reelección, Macron tendrá que convencer a los votantes que los beneficios económicos van llegando a pesar del aumento de la inflación, que es probable que suba a medida que el conflicto de Ucrania impulse los precios de la energía.
Aunque el Ministerio de Economía estima que la renta bruta disponible de los hogares ha mejorado el doble con Macron que con las dos presidencias anteriores, los sondeos sugieren que la principal preocupación de los votantes es la disminución del poder adquisitivo.
A los pocos meses de asumir el cargo en 2017, el exbanquero de inversión recortó los impuestos a los inversores y a los ricos, al mismo tiempo que relajó las normas de contratación y despido que durante mucho tiempo deploraron los empresarios.
En el momento en que estalló la pandemia del COVID-19, la economía francesa estaba superando a muchos pares europeos y, a medida que la crisis ha comenzado a ceder, se recuperó aún más fuertemente con un crecimiento que el año pasado alcanzó un máximo de 52 años del 7%.
La tasa de desempleo persistente cayó al nivel más bajo desde justo antes de la crisis financiera mundial de 2008-09. Lo más importante, según los economistas, es el aumento de la tasa de empleo, es decir, la proporción de personas disponibles para trabajar que actualmente tienen un empleo.
Aunque Francia sigue a países como Alemania y Países Bajos, la mejora es importante porque el elevado desempleo juvenil y la jubilación anticipada han lastrado durante mucho tiempo la tasa de empleo de Francia.
La reforma laboral de Macron de 2017 sólo fue posible porque el principal sindicato -el moderado CFDT- no se opuso a ella. Pero incluso la CFDT dijo recientemente que las relaciones laborales dentro de las empresas han sufrido como resultado.
Los empleadores son ahora menos reticentes a la hora de reclutar con contratos de larga duración que son difíciles de romper cuando las empresas necesitan reducir su tamaño, según indican los datos sobre las cotizaciones sociales.
Macron ha aparecido más en su esencia como vendedor en jefe lanzando la economía francesa a los inversores extranjeros en las cenas anuales para los directores generales de algunas de las mayores multinacionales del mundo.
Los datos de la inversión extranjera directa sugieren que el esfuerzo ha dado sus frutos, alcanzando niveles récord previos a la pandemia, aunque se desplomó temporalmente cuando el coronavirus se extendió por todo el mundo.
(1 dólar estadounidense = 0,8899 euros)