Por Soha Gado
ARAFAT, Arabia Saudita, 8 jul - Alrededor de un millón de peregrinos musulmanes se reunieron el viernes al amanecer en el monte Arafat de Arabia Saudita para celebrar una vigilia de expiación de sus pecados y rezar por la paz en su país, cuando la peregrinación anual del Haj se acerca a su punto culminante.
Los peregrinos, vestidos con túnicas blancas, subieron a la rocosa Montaña de la Misericordia, que domina la llanura de Arafat, donde el profeta Mahoma pronunció su último sermón. Bajo el ardiente sol del desierto, muchos buscaban sombras o se cobijaban bajo sombrillas.
"Me siento muy feliz, es una sensación extraña con una atmósfera espiritual. Es una atmósfera espiritual muy buena", dijo el peregrino tunecino Afif Ghanmi, de 58 años.
"Pido a Dios buena salud, seguridad y estabilidad en todos los países y naciones musulmanas. Para mi país, Túnez, si Dios quiere, mejorará económica, social y políticamente", dijo Ghanmi.
Los peregrinos permanecerán hasta la puesta de sol antes de trasladarse a la llanura de Muzdalifa, donde recogerán guijarros para lanzarlos contra las columnas de piedra que simbolizan al diablo. El ritual de lapidación, conocido como Jamarat, marca el primer día del Eid al-Adha, o la fiesta del sacrificio, que celebrarán los musulmanes de todo el mundo el sábado.
Arabia Saudita ha dicho que hasta un millón de peregrinos, en su mayoría extranjeros, asistirán a la temporada del Haj este año, tras dos años de interrupción causada por la pandemia del COVID-19, durante la cual las autoridades sólo permitieron a los residentes saudíes realizar el Haj.
En 2019, la última temporada antes de la pandemia, unos 2,6 millones de peregrinos visitaron los dos lugares más sagrados del Islam en La Meca y Medina y unos 19 millones asistieron a la Umrah, una peregrinación menor que puede realizarse en cualquier momento del año.
Hani Jokhdar, responsable del Ministerio de Sanidad saudita, dijo que las autoridades utilizaban un sistema de vigilancia para detectar la propagación de enfermedades infecciosas con el fin de anticiparse a cualquier alerta sanitaria temprana y llevar a cabo una rápida intervención y apoyo.
Los agentes de seguridad deambulaban entre los peregrinos mientras los muros de hormigón coronados con barras metálicas protegían las zonas restringidas en la falda del Monte de la Misericordia. Los peregrinos, que llevaban pulseras emitidas por el Gobierno con códigos de barras de datos personales, rezaban con los brazos levantados hacia el cielo.
Otros se hacían selfis.
"Alabado sea Dios, nuestro Señor, que nos hizo realizar el Haj después de años de intentarlo", dijo Farhana Amin, una peregrina egipcia.
"Ni siquiera podía soñar con esto".