Los precios de la energía bajan y la inflación se reduce. ¿Puede Europa evitar una recesión?

La fuerte caída de los precios del gas ha llevado a economistas y analistas a actualizar sus previsiones económicas para la zona euro.
La fuerte caída de los precios del gas ha llevado a economistas y analistas a actualizar sus previsiones económicas para la zona euro. Derechos de autor Michael Probst/Copyright 2022 The AP. All rights reserved
Por Jorge Liboreiro
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Desde el inicio de la guerra en Ucrania parecía que Europa se dirigia hacia una crisis. Pero, ¿y si no es así?

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Parecía una predicción escrita en piedra: la eurozona se encaminaba hacia una profunda recesión, provocada por la guerra de Rusia en Ucrania, una devastadora crisis energética y una inflación en aumento. El fatídico pronóstico, que ya se anticipó en cuanto los tanques rusos cruzaron ilegalmente la frontera de Ucrania a finales de febrero de 2022, encabezó titulares de todo el continente y desató un sentimiento de profundo pesimismo entre consumidores e inversores, que poco a poco se fueron resignando a la tercera contracción económica en menos de tres años.

Pero a medida que avanzaba el año, algo cambió y un rayo de optimismo se ha abierto paso entre las tinieblas. Las "noticias se han vuelto mucho más positivas en las últimas semanas", aseguró la semana pasada Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, durante su participación en el Foro Económico Mundial de Davos. "No es un año brillante, pero es mucho mejor de lo que nos temíamos", ha pronosticado.

Pocos días antes, Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía, había hecho una predicción aún más audaz. "Existe la posibilidad de evitar una recesión profunda y quizá entrar en una contracción más limitada y superficial", declaró Gentiloni a la prensa en Bruselas. "Por supuesto, esto depende mucho de nuestras políticas", auguró el italiano.

"Al borde de la recesión"

El repentino cambio en el bloque se atribuye a una serie de hechos positivos que se materializaron a finales de 2022. El principal: la caída constante de los precios del gas. Los precios en el Transfer Title Facility (TTF), principal centro europeo de comercio de gas, han caído por debajo de los 70 euros por megavatio-hora, niveles que no se veían desde antes de que el presidente ruso Vladímir Putin decidiera iniciar su invasión de Ucrania.

Un invierno inusualmente cálido, unido a almacenes de gas llenos para poder satisfacer la demanda adicional y a las constantes llegadas de gas natural licuado (GNL) a las costas europeas, parecen haber inyectado un cierto grado de certidumbre en el hasta ahora explosivo mercado.

Este respiro ha tenido una buena respuesta. El sector manufacturero europeo ha estado durante meses en la cuerda floja mientras decidía si mantener los motores en marcha o declararse en quiebra. De la noche a la mañana, miles de fábricas se vieron obligadas a rediseñar sus cadenas de suministro y adaptar sus operaciones diarias tras la abrupta desaparición de los baratos combustibles fósiles rusos. "Tanto los consumidores como los productores han hecho grandes esfuerzos para hacer frente su consumo", ha explicado a Euronews Maria Demertzis, investigadora de Bruegel, un think tank con sede en Bruselas.

"Una observación muy interesante es que las industrias han conseguido reducir su consumo de gas sin una reducción correspondiente de la producción, ya que han sido muy inventivas en el proceso. Es una gran noticia para la resistencia y adaptabilidad de nuestra industria", ha asegurado. "De hecho, yo sería optimista sobre las perspectivas", ha añadido Demertzis.

Desde luego, el gigantesco esfuerzo no ha salido barato: Bruegel calcula que, desde septiembre de 2021, los países europeos han destinado más de 705.000 millones de euros a proteger a los ciudadanos más vulnerables y a las empresas que más han sufrido el impacto de la crisis energética. Las continuas ayudas directas y subvenciones han puesto a prueba las arcas públicas, pero al final han dado sus frutos, ha afirmado Peter Vanden Houte, economista jefe de ING para la eurozona.

"Hemos visto que la confianza ha aumentado un poco en los dos últimos meses, lo que significa que es probable que el consumo siga siendo un poco más resistente. Dicho esto, tampoco todo es de color de rosa", ha detallado Vanden Houte a Euronews.

"Las empresas manufactureras y los minoristas tienen un enorme stock de productos sin vender, lo que podría afectar a la producción. Además, las fuertes subidas de los tipos de interés podrían provocar un retroceso del sector inmobiliario y de la construcción a lo largo del año".

Con todo, la eurozona "probablemente" se librará de dos trimestres consecutivos de contracción económica -la definición clásica de recesión- y entrará en cambio en un periodo de crecimiento moderado, ha afirmado Vanden Houte.

Goldman Sachs publicó recientemente una revisión al alza similar. Su informe de enero abría con la pregunta "¿Entrará en recesión la economía de la zona euro?" y respondía claramente: "No, hemos mejorado nuestras previsiones y ya no esperamos una recesión técnica".

El equipo de Goldman Sachs enumeró tres razones principales para respaldar su nuevo pronóstico: Los datos "sorprendentemente resistentes" del sector industrial europeo, la fuerte caída de los precios del gas y la reapertura de la economía china tras meses de bloqueos draconianos. Como resultado, el banco de inversión predice ahora unas tasas de expansión del 0,1% tanto para el primer como para el segundo trimestre de 2023, frente al -0,4% y al -0,1%, respectivamente, de la previsión anterior, para desembocar en una cifra del 0,6% a finales de año.

"Por lo tanto, esperamos un periodo de debilidad del crecimiento en lugar de una recesión durante los meses de invierno, aunque la probabilidad de una recesión técnica sigue siendo elevada, del 40%, durante el próximo año", dijo Goldman Sachs en una nota a los inversores, vista por Euronews.

El informe, sin embargo, subrayaba que el crecimiento entre los 20 países que utilizan el euro como moneda variaría considerablemente, con Alemania e Italia, dos Estados muy dependientes de los combustibles fósiles rusos, todavía "al borde de la recesión".

"Vientos en contra"

La caída del precio del gas, celebrada por economistas y analistas, ha suscitado otra pregunta vital: ¿Ha tocado por fin techo la inflación en la eurozona? Las últimas cifras publicadas por Eurostat parecen indicar que sí: la inflación en la eurozona ha caído de un máximo sin precedentes del 10,6% en octubre al 9,2% en diciembre.

La vuelta a las cifras de un número ha tomado a muchos por sorpresa y alimentó la ola de optimismo, aunque la inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos, sigue siendo obstinadamente elevada.

Siguen llegando señales alentadoras: los datos preliminares publicados este mes por la Comisión Europea muestran que la confianza de los consumidores de la eurozona ha empezado a remontar desde el mínimo histórico del -28,7% registrado a finales del verano, cuando los precios del gas en la TTF batieron récords históricos y aumentaron el pánico entre los responsables políticos.

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La confianza de los consumidores se sitúa ahora en el -20,9%, una cifra pésima, pero la mejor desde febrero.

"El repunte de la confianza de los consumidores en los últimos meses apunta a una estabilización del descenso de las ventas al por menor", ha explicado Ken Wattret, Vicepresidente de Análisis y Perspectivas de S&P Global Market Intelligence, en un correo electrónico enviado a Euronews.

Wattret ha señalado que la balanza comercial de la eurozona, que pasó de superávit a déficit en 2021 al encarecerse cada vez más las importaciones energéticas, sigue estrechándose a favor del bloque, alcanzando un déficit de 11.700 millones de euros en noviembre, la cifra más baja registrada desde febrero.

El desempleo, otro de los indicadores a tener en cuenta, se mantiene estable y por debajo del umbral del 7%. Lo que sugiere que el temido escenario de empresas obligadas a despedir a miles de trabajadores para llegar a final de mes no se ha producido, o al menos no todavía.

La inflación en la eurozona

"En nuestra opinión, el hecho de que la zona euro registre pequeños descensos o pequeños aumentos del PIB real es más bien una cuestión secundaria",ha afirmado Wattret. "La cuestión clave es que el riesgo de una recesión grave, con posibles efectos en cadena sobre el desempleo, el sector financiero, los precios de los activos, etc., ha retrocedido notablemente desde el otoño de 2022", ha explicado.

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Oliver Rakau, economista jefe para Alemania de Oxford Economics, ha admitido que en las últimas semanas "las buenas noticias han superado claramente a las malas", pero ha adoptado un enfoque más cauteloso al ser preguntado sobre si la eurozona estaba fuera de peligro, planteando dudas sobre la competitividad del bloque a largo plazo.

"Los precios de la energía seguirán siendo mucho más altos que en otras regiones del mundo que antes de la guerra en Ucrania y muchas empresas habrán cubierto al menos parte de sus necesidades energéticas para este año con los altos precios del año pasado", ha explicado Rakau a Euronews.

"Así pues, las empresas que hacen un uso intensivo de la energía aún tendrán que juzgar si es sostenible mantener su presencia en Europa".

En opinión de Rakau, los problemas económicos de la eurozona deben percibirse a través del prisma más amplio de una ralentización económica mundial y de la demanda, que la bajada de los precios de la energía "no contribuye a reforzar". Además, ha añadido, las ondas expansivas de las agresivas subidas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo aún no han calado del todo en los ciudadanos y las empresas.

El BCE se ha embarcado en una misión "cueste lo que cueste" para domar la inflación y se espera que suba los tipos 50 puntos básicos tanto en febrero como en marzo.

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"Aunque hemos suavizado la desaceleración que esperamos que se materialice y pensamos que la balanza de riesgos se ha equilibrado más, aún no estamos convencidos de que la eurozona vaya a evitar una recesión (técnica)", dijo Rakau.

"Varios de los vientos en contra parecen demasiado fuertes como para revertirse rápidamente".

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