REPORTE ESPECIAL-Petroleras se llenan de fracasos en sus soluciones para el reciclaje de plásticos

REPORTE ESPECIAL-Petroleras se llenan de fracasos en sus soluciones para el reciclaje de plásticos
Por Reuters
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Por Joe Brock, Valerie Volcovici y John Geddie

BOISE, EEUU, 29 jul - A principios de 2018, las autoridades municipales informaron a los residentes de Boise, en el estado de Idaho, que una tecnología innovadora podría transformar sus residuos de plástico difíciles de reciclar en combustible poco contaminante.

El programa, respaldado por Dow Inc, uno de los mayores productores de plásticos del mundo, fue aclamado localmente como una alternativa más ecológica que enterrarlo en el vertedero del condado.

Unos meses más tarde, los residentes de Boise y sus suburbios empezaron a meter sus envases de yogur y otros residuos plásticos en bolsas de basura naranjas, que luego se transportaban en camiones a más de 483 kilómetros de distancia, al otro lado de la frontera estatal, hasta Salt Lake City, en el estado de Utah.

El destino era una empresa llamada Renewlogy, que se presenta como una compañía de "reciclaje avanzado" capaz de tratar plásticos difíciles de reciclar, como bolsas o envases de comida para llevar, cosas que la mayoría de los recicladores tradicionales no tocan. La tecnología de Renewlogy, según explicó la fundadora de la empresa, Priyanka Bakaya, a medios de comunicación locales, calentaría el plástico en una cámara especial sin oxígeno, transformando la basura en combustible diésel.

Sin embargo, al cabo de un año, el proyecto se paralizó. El fracaso del proyecto, del que informó por primera vez Reuters, es una muestra los enormes obstáculos a los que se enfrenta el reciclaje avanzado, un grupo de tecnologías de reprocesamiento que el sector está promocionando como una salvación para el medio ambiente, y que considera clave para su propio crecimiento ante la creciente presión para frenar el uso del plástico.

El equipo de Renewlogy no pudo procesar "películas" de plástico, como envoltorios, como se había prometido, dijo a Reuters el director del programa de gestión de materiales de Boise, Peter McCullough. La ciudad sigue participando en el programa de reciclaje, dijo, pero su plástico tiene ahora un final poco tecnológico: se transporta en camiones a una planta de cemento al noreste de Salt Lake City que lo quema como combustible.

Renewlogy dijo en una respuesta por correo electrónico a las preguntas de Reuters que podía reciclar películas de plástico. El problema, agregó, es que los residuos de Boise estaban contaminados con otra basura a 10 más de lo que se les dijo que esperaran.

El portavoz de Boise, Colin Hickman, dijo que la ciudad no tenía conocimiento de ninguna declaración o garantía hecha a Renewlogy sobre niveles específicos de contaminación.

Hefty EnergyBag, como se conoce el programa de reciclaje en Boise, es una colaboración entre Dow y la empresa estadounidense de envases Reynolds Consumer Products Inc, fabricante de las bolsas de basura de color naranja del programa y de artículos domésticos populares como las bolsas de basura Hefty, el plástico para envolver alimentos y el papel de aluminio. Hefty EnergyBag dijo en una respuesta por correo electrónico que "sigue trabajando con las empresas para ayudar a avanzar en las tecnologías que permiten otros usos finales de los plásticos recogidos". No quiso responder a preguntas sobre las operaciones de Renewlogy, al igual que el portavoz de Dow, Kyle Bandlow. Reynolds no respondió a las solicitudes de comentarios.

El colapso del plan de reciclaje avanzado de Boise no es un caso aislado. En los últimos dos años, según pudo constatar Reuters, tres proyectos distintos de reciclaje avanzado respaldados por otras grandes empresas -en Países Bajos, Indonesia y Estados Unidos- han sido abandonados o retrasados indefinidamente por no ser comercialmente viables.

En total, Reuters examinó 30 proyectos de dos docenas de empresas de reciclaje avanzado en tres continentes y entrevistó a más de 40 personas con conocimiento directo de esta industria, entre ellas funcionarios de la industria del plástico, ejecutivos de reciclaje, científicos, responsables políticos y analistas.

La mayoría de esos esfuerzos son acuerdos entre pequeñas empresas de reciclaje avanzado y grandes compañías petroleras y químicas o marcas de consumo, como ExxonMobil Corp, Royal Dutch Shell Plc y Procter & Gamble Co (P&G). Todas ellas siguen operando a escala modesta o han cerrado, y más de la mitad llevan años de retraso respecto de los planes comerciales previamente anunciados, según el análisis de Reuters. Tres empresas de reciclaje avanzado que han salido a bolsa en el último año han visto descender el precio de sus acciones desde su debut en el mercado.

EL AUGE DEL PLÁSTICO

Muchos proyectos de reciclaje avanzado han surgido en los últimos años en respuesta a la explosión mundial de residuos plásticos. Más del 90% se tira o se incinera porque no hay una forma barata de reutilizarlo, según un estudio histórico de 2017 publicado en la revista Science Advances.

Esta basura no solo está asfixiando los vertederos y deteriorando los océanos, sino que está contribuyendo al calentamiento global porque se fabrica con combustibles fósiles. En un momento en el que la demanda de combustible para el transporte está bajo la presión de los gobiernos y el aumento de los autos eléctricos, la industria petrolera está subiendo la apuesta en plásticos.

Según la Agencia Internacional de la Energía, que tiene su sede en París, la producción de plásticos -que los analistas del sector prevén que se duplique de aquí a 2040- será el mercado de mayor crecimiento para la demanda de petróleo en la próxima década.

Varias ciudades estadounidenses y europeas ya han impuesto prohibiciones o tasas a las bolsas de plástico de un solo uso. También hay presión para que se legisle que "quien contamina pague" y se traslade el costo de la recogida de residuos de los contribuyentes a las empresas que fabrican y usan el plástico. A principios de este mes, Maine se convirtió en el primer estado de Estados Unidos en aprobar una norma de este tipo.

El reciclaje avanzado, también conocido como "reciclaje químico", es un término que engloba los procesos que utilizan calor o productos químicos para convertir los residuos de plástico en combustible o en resina recuperada para fabricar nuevo plástico.

El American Chemistry Council (ACC), un grupo de presión en el que predominan los fabricantes de plásticos, afirma que las medidas de "quien contamina paga" perjudicarían la economía. En su lugar, insta a los legisladores estadounidenses a suavizar la normativa y ofrecer incentivos a las empresas de reciclaje avanzado.

En julio, 14 estados de Estados Unidos habían aprobado este tipo de leyes. Desde 2017 se han gastado al menos 500 millones de dólares en fondos públicos en 51 proyectos de reciclaje avanzado en Estados Unidos, indicó la organización ecologista Greenpeace en un informe el año pasado.

El gobierno de Boise, por ejemplo, ha gastado al menos 736.000 dólares en bolsas de basura para su programa, según órdenes de compra y facturas entre mayo de 2018 y abril de 2020 obtenidas por Reuters a través de solicitudes de registros públicos.

El ACC dice que estas tecnologías son un cambo de paradigma porque potencialmente podrían procesar todo tipo de plástico, eliminando la costosa clasificación y limpieza.

"El potencial es enorme", dijo Joshua Baca, vicepresidente de la división de plásticos de la ACC. La ACC pidió este mes al Congreso que desarrollara una estrategia nacional para reducir los residuos de plástico, que incluya una "rápida ampliación" del reciclaje avanzado.

Sin embargo, el estudio de Reuters descubrió que algunas empresas de reciclado avanzado se enfrentan a los mismos obstáculos que han afectado a los recicladores tradicionales durante décadas: el gasto de la recogida, clasificación y limpieza de la basura plástica, y la creación de productos finales que puedan competir en precio y calidad con los de combustibles fósiles o el plástico virgen.

La transición del laboratorio al caos del mundo real de los residuos plásticos domésticos sucios y mal clasificados ha resultado ser demasiado para algunos de estos recién llegados, dijo en Londres Helen McGeough, analista principal de reciclaje de plásticos de Independent Commodity Intelligence Services, una empresa de datos y análisis.

"La gente se ha metido en esto quizás sin entender bien los procesos, los residuos que están manejando, y por eso algunas cosas han fracasado", dijo McGeough a Reuters.

El reciclaje avanzado está en pañales y, como ocurre con cualquier tecnología emergente, es de esperar que se produzcan contratiempos, según una docena de agentes del sector. De momento, algunas de sus propias investigaciones demuestran que no es una panacea.

Reynolds encargó una evaluación del programa Hefty EnergyBag. En ella se comparaba el impacto ambiental del reciclado de residuos plásticos mediante un proceso de calentamiento conocido como pirólisis -el enfoque usado por Renewlogy- con dos formas tradicionales de tratarlos: quemarlos en hornos de cemento o depositarlos en un vertedero.

El estudio, publicado en el sitio web del programa Hefty EnergyBag el año pasado, concluyó que, en el caso de Boise, la pirólisis era la peor de las tres en cuanto a su potencial global de calentamiento. La investigación estimaba las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el proceso, desde la fabricación de las bolsas de basura y el transporte de los residuos hasta la energía utilizada en el proceso de reciclaje.

Un análisis más focalizado, que se centraba sólo en el proceso final de reciclaje y su contribución al calentamiento global, descubrió que la pirólisis tenía mejor puntuación que el vertido, pero era peor que la quema de plástico en un horno de cemento.

"Este tipo de estudios empujará a los recicladores químicos a reflexionar sobre sus operaciones", dijo Tad Radzinski, presidente de Sustainable Solutions Corporation, la consultora que realizó el estudio.

APROVECHAR LA BASURA

Los proyectos de reciclaje avanzado han proliferado en el mundo, especialmente desde 2018. Fue entonces cuando China, que antes era el principal comprador de plástico usado del mundo, prohibió estas importaciones porque sus recicladores estaban desbordados. Otros países también están cerrando sus puertas a los residuos extranjeros, presionando al mundo desarrollado para que se ocupe de su propia basura.

El auge también está siendo alimentado por los inversores que buscan la próxima industria de tecnología verde de moda.

La mayoría de las empresas de reciclaje avanzado que participan en los proyectos analizados por Reuters usan una forma de pirólisis, el proceso de descomposición de la materia mediante altas temperaturas en un entorno con poco o ningún oxígeno.

La pirólisis ya se ha probado antes con el plástico. El gigante petrolero británico BP Plc, el fabricante químico alemán BASF SE y la petrolera estadounidense Texaco Inc -que ahora es propiedad de Chevron Corp- abandonaron planes de ampliar las tecnologías de pirólisis de residuos a combustible hace más de 20 años debido a problemas técnicos y comerciales.

BASF dijo que ahora cree que el esfuerzo es viable. En octubre de 2019, invirtió 20 millones de euros en Quantafuel, una empresa de conversión de plástico en combustible con sede en Noruega que cotiza en la Bolsa de Oslo.

Algunos científicos cuestionan la afirmación de que fundir plástico sin clasificar hecho de una variedad de productos químicos sea bueno para el medio ambiente.

Además de consumir grandes cantidades de energía, "la pirólisis puede generar residuos tóxicos, como las dioxinas", dijo Hideshige Takada, geoquímico y profesor de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio que lleva décadas estudiando los contaminantes de los residuos.

La pirólisis tampoco ha demostrado ser capaz de transformar la basura sin clasificar en combustible de alta calidad y resina de plástico limpia, dice Susannah Scott, profesora de química de la Universidad de California en Santa Bárbara, que recibe financiación de la industria del plástico para realizar investigaciones sobre el reciclaje.

Los plásticos llevan mucho tiempo estampados con los números del 1 al 7 dentro del conocido logotipo de las tres "flechas curvas" para ayudar a los recicladores tradicionales a separar los residuos antes de procesarlos.

Scott dijo que al fundir plásticos de diferentes números mediante pirólisis se produce una compleja mezcla de hidrocarburos que luego hay que separar y purificar para su reutilización. El proceso requiere mucha energía, añadió, y suele dar lugar a productos que no están a la altura de la calidad del material original.

Con la pirólisis, "el valor de lo que se obtiene es muy bajo", dijo Scott.

Los recicladores avanzados dicen que están superando estos problemas con innovaciones en materia de eficiencia energética y purificación.

De las dos docenas de empresas cuyos proyectos fueron revisados por Reuters, tres han salido a bolsa en el último año: PureCycle Technologies Inc, Agilyx AS y Pryme B.V.. El valor de mercado de todas ellas ha disminuido desde su debut.

La ACC, el grupo de interés de productos químicos, sigue promoviendo el potencial del reciclaje avanzado. El año pasado, gastó 14 millones de dólares en presionar a los miembros del Congreso sobre diversos temas, lo máximo que la organización ha gastado , según OpenSecrets.org, una iniciativa sin ánimo de lucro que rastrea el dinero en la política estadounidense.

Hasta que terminó su mandato de dos años en diciembre, Bakaya, de Renewlogy, era la presidenta de la unidad de reciclaje avanzado de la ACC.

UNO QUE HAY QUE OBSERVAR

Bakaya, hija de un inmigrante indio, creció en Australia, según declaró al podcast empresarial Upside en 2020. Estudió en la Universidad de Stanford y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se graduó en 2011. Se convirtió en una figura destacada del reciclaje avanzado, promocionando su tecnología en foros mediáticos como National Geographic y la BBC.

Bakaya obtuvo una serie de reconocimientos, entre los que destaca su inclusión en la lista de Fortune "40 menores de 40 que seguir" en 2013.

Bakaya dijo en una charla TEDx en 2015 que inicialmente creó una empresa llamada PK Clean para recuperar el aceite de "plástico mezclado y sucio de los vertederos". PK Clean cambió más tarde su nombre a Renewlogy, dijo Bakaya en una entrevista con el MIT en 2017.

Reuters hizo una visita no anunciada a la operación de Renewlogy en Salt Lake City a mediados de mayo, un lunes por la tarde. Había poca actividad visible fuera de las instalaciones; en el aparcamiento delantero había cinco automóviles, dos de los cuales tenían las ruedas pinchadas. En la parte trasera había docenas de fardos de residuos de plástico salpicados de bolsas de reciclaje de color naranja descolorido, apilados junto a bidones de aceite oxidados y una carretilla llena de tarros de cristal que contenían un líquido turbio.

El cofundador de Renewlogy, Benjamin Coates, salió del edificio para hablar con un periodista. A una pregunta sobre la situación de la empresa, Coates dijo que los opositores al reciclado químico intentaban perjudicar a la industria con "teorías conspirativas" sobre la tecnología. El ejecutivo refirió otras preguntas a Bakaya antes de indicar a Reuters que abandonara el recinto.

Bakaya no quiso ser entrevistada para este artículo.

Jeremiah Bates, propietario de una tienda de neumáticos situada al lado de Renewlogy, dijo que la planta de reciclaje no parecía haber estado activa durante al menos seis meses y que se había quejado a Coates y al jefe de bomberos local por los escombros que se acumulaban en la parte trasera.

Renewlogy no respondió a las preguntas sobre las afirmaciones de Bates.

Un inspector de la Oficina de Prevención de Incendios de Salt Lake City, José Vila Trejo, visitó las instalaciones de reciclaje el 12 de febrero, según su informe de inspección. Vila Trejo dijo a Reuters que en su recorrido por la planta no encontró ningún riesgo de incendio porque no había máquinas que pudieran generar calor, llamas o chispas.

"Estaban básicamente apagados", dijo Vila Trejo. "No había ningún equipo allí".

Renewlogy confirmó a Reuters que Vila Trejo inspeccionó el edificio en febrero, dijo que la instalación no había cerrado y que había equipos en el lugar.

Renewlogy dijo que comparte las instalaciones de Salt Lake City con otras empresas que trabajan en la pirólisis de madera y otros residuos, y que gran parte de la basura que Reuters vio en el terreno trasero pertenecía a otras empresas que no quiso mencionar. La empresa añadió que sigue operando su planta como centro de pruebas para desarrollar nuevas tecnologías de reciclaje de plásticos.

RUMBO AL TOBOGÁN DEL DIABLO

De vuelta a Boise, el programa Hefty EnergyBag continúa, pero Renewlogy ya no participa. Los residuos de esas bolsas Hefty de color naranja ayudan ahora a alimentar Devil's Slide, una planta de cemento en Morgan, en Utah, que forma parte de la unidad estadounidense de Holcim, una multinacional europea. La empresa dijo a Reuters que desde marzo de 2020 quema el plástico de Boise en sustitución del carbón.

Hefty EnergyBag ha forjado acuerdos similares con fabricantes de cemento en Nebraska y Georgia, según el estudio medioambiental del programa encargado por Reynolds.

Los grupos ecologistas que hacen un seguimiento de los contaminantes químicos afirman que incinerar el plástico de este modo produce importantes emisiones de carbono y libera dioxinas asociadas a los productos químicos del plástico. Esto no es en absoluto "reciclaje", dijo Lee Bell, asesor de la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN), una red mundial de grupos de interés público que trabajan para eliminar los contaminantes tóxicos.

Bandlow, el portavoz de Dow, dijo que el programa Hefty EnergyBag ayudaba a "transformar los residuos en productos valiosos", pero no quiso responder a las preguntas sobre el impacto medioambiental de la quema de plástico en los hornos de cemento.

Jocelyn Gerst, portavoz de las operaciones de Holcim en Estados Unidos, dijo que los niveles de emisiones de los residuos de plástico que quema son "iguales o inferiores a los del combustible tradicional", y que contaba con un permiso estatal para incinerar plástico. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos dijo que no tiene datos que demuestren que "la sustitución de carbón por residuos plásticos suponga una diferencia significativa en las emisiones a la atmósfera".

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