Sacerdotes en rehabilitación: cómo el Vaticano trata de 'rehabilitar' a los pederastas

Sacerdotes en rehabilitación: cómo el Vaticano trata de 'rehabilitar' a los pederastas
Derechos de autor Elena Kaniadakis
Por Elena Kaniadakis
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Desde el año 2000, alrededor de 150 sacerdotes han sido condenados por abuso de menores en Italia. A la espera de su juicio, 24 centros llevan a cabo técnicas psicoterapéuticas que, a pesar de no poseer un reconocimiento científico global, han mostrado importantes resultados positivos.

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"Somos un garaje, no un depósito de chatarra. Aquellos que quieran destrozar el coche no necesitan venir a nosotros".

Así es como el diácono y psicoterapeuta Marco Ermes Luparia, de 69 años, describe su centro de recuperación para sacerdotes que sufren problemas psicológicos y de comportamiento, incluyendo la pedofilia.

Su equipo de cinco personas ha estado acogiendo a eclesiásticos en un centro con sede en Roma durante más de 20 años. En los últimos 15 años, alrededor de 150 sacerdotes han sido condenados por abuso sexual de menores en Italia. El pasado diciembre, el Papa Francisco levantó el secreto papal en los casos de abuso sexual del clero.

John Joseph Kennedy, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dijo que había cerca de mil reportes de abuso sexual en la Iglesia en todo el mundo en 2019.

Pero, ¿qué sucede con los sacerdotes pederastas que esperan ser juzgados?

Euronews investiga los centros de rehabilitación de la Iglesia y las controversias que los rodean.

¿Cómo funcionan los centros?

Francesco Zanardi, fundador de la red L'abuso, que ofrece apoyo a las víctimas de abusos sexuales por parte de la Iglesia en Italia, dice haber contado 24 centros y haber obtenido los nombres de las actas judiciales.

No existe una lista oficial de estos centros: el más antiguo es el de los Padres Venturini en Trento, luego está el del Divino Amor, en Roma, con 25 años de actividad.

"En el 99% de los casos, cuando los sacerdotes que han cometido abusos están bajo arresto domiciliario, van a estos lugares", dijo Zanardi.

Luparia dice que los casos son "un drama personal, que ha llevado a otro drama, que afecta a la persona maltratada".

La terapia también pretende proporcionar "un mínimo de seguridad de que el crimen no volverá a ocurrir", agrega el diácono.

La recuperación, según la filosofía de estos centros, puede durar toda la vida y requiere el aislamiento del resto de la sociedad.

Marco Ermes Luparia trabaja en el Divino Amore, un centro que acoge a eclesiásticos procedentes de varias partes de Italia y del extranjero. "Problemas de agotamiento, inmadurez, crisis vocacional: la lista es larga y también tratamos casos de pedofilia", dijo a Euronews.

AP
Monseñor John Kennedy, el jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, el 9 de diciembre de 2019AP

El equipo del centro Divino Amore está compuesto por cinco psicoterapeutas, todos unidos por "la fidelidad al Evangelio, que para nosotros es un valor no negociable", aseguró Luparia.

Los huéspedes del centro no sólo son sacerdotes, sino que también pueden ser clérigos, religiosos y seminaristas.

"Vienen a nosotros de forma independiente o después de un decreto del obispo, entonces existe la posibilidad de arresto domiciliario". La nuestra es una terapia completa, que dura años y ciertamente no diez meses".

Para Lapuria hay una pregunta central para comenzar la investigación del tratante: "¿qué impulsó a la persona a actuar de esa manera? Tratamos de identificar el punto de inflexión para el desarrollo psicosexual del adulto. La única manera de lidiar con ello es la cirugía a corazón abierto (...) Nuestro objetivo es ofrecer a los pacientes una vida espiritual y reservada de oración y comunidad. Al igual que con el alcoholismo, estamos hablando de un trastorno que necesita un seguimiento constante".

"Los resultados de nuestra terapia, sin énfasis, son buenos. Pero sólo cuando vienen con medidas muy restrictivas en la vida de estas personas", concluyó.

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¿Se puede curar la pedofilia?

Maurizio Marasco es psiquiatra, exprofesor de psicopatología forense y criminología. Ha realizado trabajos de consultoría como perito judicial en casos de abuso sexual.

"A veces los sacerdotes se dan cuenta de que han cometido un delito muy grave, también aceptan el castigo, pero esto no es una garantía de que no volverán a abusar. He conocido personas que han sido juzgadas, encarceladas, condenadas a un programa de recuperación, pero años más tarde han vuelto a cometer ese delito", añadió Marasco.

Desde el punto de vista académico, la pedofilia no está clasificada como una patología. Por lo tanto, no es una enfermedad, sino una anomalía del comportamiento sexual que se mantiene estable en el tiempo. Por este motivo, no existe una terapia farmacológica
Maurizio Marasco

"El mundo científico no sabe lo que se hace en estos centros eclesiásticos. Una vez que salgan de allí, ¿cómo podemos estar seguros de que no volverán a abusar sexualmente de menores? Ese es el problema", explicó el doctor.

Pero si el sacerdote va a la cárcel, el asesoramiento se detiene: el Estado no financia la terapia.

Cuando el sacerdote es condenado y llevado a prisión, la terapia termina. "No podemos ir a la cárcel", dijo Luparia.

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La vida después de la prisión

Hasta la fecha, ni el Estado italiano ni la Iglesia siguen a quienes salen de la cárcel después de cumplir una condena por abuso sexual de niños. Hay excepciones, pero la práctica sigue siendo limitada debido a la falta de fondos.

"En la mayoría de los casos, estos sacerdotes se quedan sin hogar después de la prisión", dijo Luparia.

"Tratamos de continuar la terapia incluso después". Hay un número consistente de sacerdotes que han tenido terapia con nosotros y que ya no son sacerdotes: para ellos soñamos con un convento que les permita vivir una vida digna".

Los terroristas, los asesinos... todos tienen derecho a una vida digna. ¿Por qué los sacerdotes que sufren de pedofilia no deberían tener el mismo derecho?
Marco Ermes Luparia
Diácono y psicoterapeuta

En la prisión de Bollate, en Milán, el Centro Italiano para la Promoción de la Mediación puso en marcha en 2015 un proyecto para los presos condenados por delitos sexuales contra mujeres y menores.

"No hacemos terapia", dijo Paolo Giulini, el presidente del centro. "El comportamiento desviado debe ser tratado en un sentido criminológico. Trabajamos en temas como la gestión del estrés, las etapas que llevaron a la comisión del delito, el desarrollo de la empatía hacia las víctimas y la educación sexual".

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Desde 2015, más de 300 presos han participado en el proyecto de forma voluntaria, dijo Giulini a Euronews. Sólo 11 han reincidido tras su liberación.

"También hemos trabajado con algunos sacerdotes. Algunos de ellos habían hecho terapia con su diácono antes de venir a nosotros". Sabemos que algunas órdenes religiosas ofrecen apoyo psicológico, pero no trabajamos en sinergia", dijo Giulini.

"Es un milagro que sigamos en el negocio. Al principio, teníamos financiación de la región de Lombardía, luego de un proyecto europeo. Ahora contamos con el apoyo de una fundación privada". Cada año nos arriesgamos a cerrar", añadió.

¿Qué hay de las víctimas?

Según los grupos de apoyo a las víctimas, las víctimas de abuso sexual infantil son en gran parte olvidadas por las políticas públicas, no hay pensión de invalidez o apoyo psicológico para ellas en Italia.

"Necesitamos la cooperación del Estado además de la del Vaticano", dijo Zanardi.

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"Paradójicamente, la Iglesia ha creado estas facilidades para los sacerdotes, mientras que no hay oficinas estatales para las víctimas", continuó Zanardi.

"El Tratado de Lanzarote del Consejo de Europa, redactado para luchar contra los abusos sexuales a menores, prevé una pensión de invalidez para las víctimas y un certificado 'antipedofilia' para las categorías más expuestas al trabajo con menores, como el voluntariado". Pero estas dos medidas no existen en Italia".

Fuentes adicionales • Adaptado por Blanca Castro

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