Después de la última reestructuración, la mayor parte de la deuda pública griega está en manos de acreedores internacionales. Los fondos privados se
PUBLICIDADDespués de la última reestructuración, la mayor parte de la deuda pública griega está en manos de acreedores internacionales. Los fondos privados se fueron retirando a medida que llegaban más préstamos de las instituciones. Esto permite, de hecho, una negociación entre responsables políticos como la que está buscando el nuevo gobierno antiausteridad de Syriza. El total de esta deuda es de 321.000 millones de euros, el 174 por ciento del Producto Interior Bruto del país.
El sesenta por ciento se reparte entre los países de la eurozona y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera nutrido proporcionalemente por los mismos Estados. El Fondo Monetario Internacional posee un diez por ciento. El Banco Central Europeo un seis. Los bancos griegos un tres. Y fondos privados de todo el mundo un veintiuno.
El pago más urgente para Atenas, entre febrero y marzo, son 9.000 millones de euros al FMI. Y, en verano, 6.700 millones al BCE. El nuevo Ejecutivo heleno pretende ahora asociar la devolución de esta deuda a que haya crecimiento en el país.
“Pienso que Grecia ha limitado las opciones por la necesidad de liquidez para el sistema bancario griego y el país”, explica el economista heleno Vangelis Agapitos. “Al mismo tiempo, creo que Alemania quiere encontrar una solución aunque la negociación sea ruda. Se hallará un acuerdo a medio camino, en el cual Grecia proporcionará un presupuesto equilibrado, seguridad de devolver la mayoría de su deuda y el compromiso de reformas adicionales”.
Tras las informaciones de estas posibles alternativas, la bolsa de Atenas se disparó hasta un diez por ciento aupada por los bancos. Por su parte, los bonos a diez años del país bajaron de la cota del diez por ciento sobrepadada en los últimos días.