Dos púgiles y un convidado de piedra. El último debate entre los aspirantes a la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos ha estado
PUBLICIDADDos púgiles y un convidado de piedra. El último debate entre los aspirantes a la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos ha estado marcado por los golpes dialécticos que se propinaron mutuamente Hillary Clinton y Bernie Sanders en el teatro Gaillard Center de Charleston, en Carolina del Sur.
- “Yo no tomo el dinero de los grandes bancos, no cobro honorarios personales de Goldman Sachs”, dijo Sanders, “no tengo un supercomité de campaña para recaudar unos fondos que no quiero.. el dinero de Wall Street. Yo voy a confiar en la clase media y las familias trabajadoras”.
La gran favorita, Hillary Clinton, llegó dispuesta a frenar el ascenso en las encuestas del senador por Vermont. Primero le acusó de querer echar por tierra el legado de Obama, y, luego, de estar al servicio del lobby de las armas.
- “He dejado claro que el senador Sanders ha votado junto a la Asociación Nacional del Rifle (ANR), con el lobby de las armas, en numerosas ocasiones. Votó en contra de la ley Brady cinco veces. Votó a favor de la inmunidad de los fabricantes de armas y los vendedores que, según la ANR, era la legislación sobre armas más importante en 20 años”.
Como en las encuestas, Martin O’Malley, el tercer aspirante, pasó casi desapercibido. Dentro de dos semanas se celebrarán los caucus de Iowa, inaugurando la temporada de elecciones primarias en Estados Unidos.