Están a salvo.
PUBLICIDADEstán a salvo. Han vivido bajo el autoproclamado Estado Islámico en Mosul durante casi dos años. Hace tan solo seis meses que Mahmud, su mujer y sus cuatro hijos se jugaron la vida para huir. No aguantaban más. Las emociones están a flor de piel. Un reportero de France 2 filmó su huída.
En abril pasado, después del toque de queda en plena noche, atravesaron campos minados para llegar hasta los Peshmergas, los combatientes kurdos. Pero cuando tan solo faltaban unos metros, uno de los niños, Amar fue víctima de una mina: “Habíamos andado un poco y dejado atrás las trincheras de Daesh, me puse de pie así, miré, vi a mi padre y a mi madre a mi lado y se produjo la explosión”.
Inconsciente, en un momento, el niño se quedó ciego.
Saluan, el hermano pequeño está también gravemente herido en el vientre por la metralla. Un soldado peshmerga lleva en brazos al niño de dos años y medio.
Visto el riesgo y el peligro que han sufrido para huir es un verdadero milagro que la familia esté completa. Una decisión arriesgada pero la madre explica que no tenían elección: “Estábamos bajo presión psicológica, las mujeres no pueden salir a la calle, estamos obligadas a llevar el niqab. Te oprimen.
La emoción se hace presente cada vez que recuerdan lo que han vivido. Amar lo resume así: “Los yihadistas son perros: si no vas a rezar a la mezquita, te ejecutan; si te ven ante tu casa a la hora del rezo, te ejecutan. Nos controlan por todos lados. Si no te dejas la barba lo suficientemente larga, te ejecutan. Te ejecutan por el menor pretexto”.
Mahmud, el cabeza de familia dice con decisión: “Llamo a las fuerzas de seguridad de Irak y de todos los países del mundo entero para liberar a las familias del yugo de los yihadistas, de la opresión de los islamistas. Si no liberamos los pueblos, las grandes ciudades y todas las zonas controladas por Daesh sufrirán lo mismo que Amar”.