Alemania creció en 2016 un 1,9 por ciento, su mayor progresión desde 2011, gracias al consumo interno.
PUBLICIDADAlemania creció en 2016 un 1,9 por ciento, su mayor progresión desde 2011, gracias al consumo interno. Este buen comportamiento se debe a que, en el cuarto trimestre y según cifras aun provisionales de la oficina federal de estadísticas, el avance a ritmo anual fue de cinco décimas comparado con las solo dos del tercero.
Hay que remontarse a 2011 para ver un crecimiento tan elevado en el país, con el 3,6 por ciento. Tras el escaso avance en 2012 y 2013, a partir de 2014 este ha ido siendo cada vez más alto.
Actualmente, el motor de la primera economía de la eurozona es el consumo nacional en un cambio de tendencia respecto a un crecimiento que tradicionalmente se había basado en las exportaciones (estas se incrementaron un 2,5 por ciento, aunque las importaciones lo hicieron en un 3,4). El gasto privado aumentó un dos por ciento, mientras que el del Estado se situó por encima del cuatro. Aquí cuenta las inversiones necesarias para acoger, formar y dar alojamiento a cientos de miles de refugiados en Alemania.
Aun así, hay economistas que consideran que el Gobierno podría hacer más dado su nuevo excedente presupuestario de 6.200 millones de euros: un 0,6 por ciento del Producto Interior Bruto. La situación germana contrasta con los países del sur de la eurozona, que arrastran importantes déficits y esperan de Berlín que invierta más dinero público.