El presidente francés Emmanuel Macrón despidió a Francois Hollande en la puerta del Elíseo antes de pronunciar su discurso de investidura. Tras referirse a la crisis migratoria, la amenaza terrorista y a la necesidad de defender la laicidad republicana, precisó que había que liberalizar el trabajo.
“Estamos en el momento de un extraordinario renacimiento porque tenemos en nuestras manos todos los bienes que han hecho y harán las grandes potencias del siglo XXI. Europa, de la que tenemos necesidad, será refundada y relanzada porque nos protege y nos permite llevar por el mundo nuestros valores. La misión de Francia en el mundo es preponderante. Asumimos todas nuestras responsabilidades para sumarnos cada vez que sea necesario. Un respuesta pertinente a las grandes crisis contemporáneas”.
Macron aseguró que se pondrá manos a la obra para construir el mundo que merece la juventud. Se refirió a una “Francia fuerte y segura de su futuro”. El nuevo presidente francés se dijo dispuesto a lanzarse a lo que llamó “audacia de la libertad, exigencia de la igualdad y voluntad de la fraternidad”.