Portugal continúa inmersa en la “peor tragedia humana de los últimos tiempos”, según la ha calificado el primer ministro Antonio Costa. Los bomberos siguen intentando apagar el fuego que se inició el sábado en la localidad de Pedrógão Grande, en el centro del país. La ligera lluvia caída durante la mañana del lunes no ha sido suficiente.
“Hay sitios a los que no tenemos acceso. Las condiciones que impiden trabajar a los medios aéreos hacen injusta esta lucha. Seguiremos nuestras operaciones durante el día con más de 900 personas sobre el terreno”, explica Elísio Oliveira, comandante de las operaciones.
Hasta ahora son al menos 62 los muertos, uno de nacionalidad francesa, y una cifra similar los heridos. La policía sospecha que un rayo en un árbol pudo iniciar las llamas. España, con seis aviones y cien bomberos, y el resto de la Unión Europea están prestando ayuda al país luso, cuyas autoridades todavía califican la situación de “preocupante”.
“La zona centro de Portugal continúa envuelta en una nube de cenizas y olor a quemado. Hay una especia de lluvia de chispas que además de dificultar la respiración, provoca lágrimas al estar demasiado tiempo en el exterior”, concluye Filipa Soares, corresponsal de Euronews.