Una caravana de tanques dirigiéndose a la capital Harare levantó la alarma sobre un posible golpe de Estado en Zimbabue, en medio de una cascada de purgas en el poder
Una caravana de tanques dirigiéndose a la capital Harare levantó la alarma sobre un posible golpe de Estado en Zimbabue, en medio de una cascada de purgas en el poder. Los vehículos militares aparecieron en los accesos el día después de que el jefe del Ejército, Constantine Chiwenga, advirtiera de “medidas correctivas” si continuaba esta purga contra veteranos miembros del partido ZANU-PF del presidente Robert Mugabe.
Como respuesta a las maniobras militares, el partido del presidente acusó al jefe del Ejército de “conducta de traición” destinada a “incitar a la insurrección”.
La semana pasada, Mugabe destituyó a su vicepresidente Emmerson Mnangagwa que era un incondicional del partido y sonaba como su sucesor. Mnagagwa huyó a Sudáfrica denunciando la situación.
Todos estos movimientos en un régimen comandado desde hace tres décadas por Mugabe, de 93 años, parecen responder al objetivo de acabar alzando al poder a su mujer, Grace Mugabe, de 52. Y, para ello, se estaría apartando a los veteranos de guerra para dar paso a las influyentes facciones de las juventudes del partido y de las mujeres.