PUBLICIDADEl papa Francisco envía un mensaje de paz y reconciliación en Rangún, en una misa campal. Unos 150.000 fieles, llegados de toda Birmania, acudieron a la cita con el sumo pontífice. La comunidad católica del país del sudeste asiático representa a poco más del 1 por ciento de los 52 millones de birmanos.
En su homilía, Francisco elogió la ayuda, sin distinción de religión y etnias, de la Iglesia en Birmania y ofreció a los católicos "esperanza y consuelo".
"Sé que muchos en Myanmar portan las heridas de la violencia, heridas visibles e invisibles. Pensamos que la cura puede venir de la rabia y de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús", dijo Francisco.
El papa celebró la homilía en su tercer día de visita a Birmania, de mayoría budista. Un día antes, Francisco se reunió con las autoridades birmanas. En su encuentro con la jefa de facto del Gobierno, Aung San Suu Kyi, el papa pidió respeto para cada grupo étnico que "sienten como un hogar el país". Por consejo de la Iglesia católica local, el sumo pontífice evitó referirse expresamente a la crisis de los musulmanes rohinyás y a las atrocidades atribuidas al Ejército contra esa minoría étnica en el estado de Rakáin, lo que ha provocado su huida masiva hacia Bangladés.