Theresa May ha lanzado una alerta sobre los peligros de la polarización en el Reino Unido en su último gran discurso como primera ministra del Reino Unido. La próxima semana dejará las riendas del país en manos de Jeremy Hunt o Boris Johnson, dependiendo de quien se imponga en las primarias.
Ha sido su último gran discurso como primera ministra del Reino Unido y en él, Theresa May, ha expresado toda su preocupación por la polarización de la sociedad británica y por la incapacidad de la clase política para encontrar un consenso en el complicado proceso de salida de la Unión Europea.
"En estos momentos, la falta de habilidad para combinar principios con pragmatismo, y de llegar a compromisos cuando es necesario, han conducido al discurso político por el camino equivocado -señaló May-. _Ha llevado a lo que, de hecho, es una forma de absolutismo, creer que si haces valer tu punto de vista durante bastante tiempo y con suficiente fuerza, al final te saldrás con la tuya (...) Las palabras tienen consecuencias y las malas palabras que no son rebatidas son el primer paso que conduce a las malas acciones."
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La todavía primera ministra hizo un llamamiento al "compromiso". En cuanto a su mayor "remordimiento" tras tres años al frente del Ejecutivo británico, dijo que era no haber podido "cumplir" con el resultado del referéndum en el que se impuso el Brexit.
May entregará las llaves del 10 de Downing Street el próximo miércoles a Jeremy Hunt o bien a Boris Johnson, dependiendo de quien gane las primarias del partido conservador, en las que Johnson parte como favorito.
Hunt y Johnson endurecen sus posturas respecto al Brexit y hacen temer una ruptura sin acuerdo
Ambos candidatos han endurecido en los últimos días su postura sobre el Brexit y han anunciado que no aceptarán ningún acuerdo que incluya la polémica cláusula de salvaguarda para la frontera de Irlanda del Norte, una condición indispensable para la Unión Europea.
Sus palabras han disparado el miedo a que el próximo primer ministro británico conduzca al país a una ruptura sin acuerdo el próximo 31 de octubre, fecha límite impuesta por Bruselas. La primera consecuencia ha sido sobre la libra esterlina, cuyo valor oficial respecto al euro registró este miércoles su nivel más bajo del año.